El otro día hablaba del cartero de Ontinyent que robaba cartas y las guardaba en un trastero, algo que a mí me resulta inconcebible, pero es evidente que ocurre. Hoy quería comentar otro asunto mucho menos importante y casi que hasta intrascendente si lo analizamos desde el punto de vista económico, pero si tenemos en cuenta que la fidelidad es más importante que el dinero, no cabe duda de que, a pesar de que hablamos de unos pocos euros, el problema va mucho mas allá.
Cuando la fidelidad es más importante que el dinero y su carencia puede ser causa de despido
La fidelidad es más importante que el dinero. Un despido más que justificado.
El Tribunal Superior de Justicia de Murcia confirmó la sentencia que ya dictó en su día un Juzgado de Cartagena, al considerar procedente el despido de una empleada de una pastelería por el simple hecho de venderle una tarta de 31,50 euros, por solo 12 euros a un familiar. Si hacemos el cálculo veremos que la pequeña estafa es de solo de 19,50 euros, pero hay que tener en cuenta que eso no es lo importante.
Lo primero que habría que destacar es que los empleados de dicha confitería, para evitar problemas de ese tipo, tienen prohibido atender directamente a familiares, y por otro lado, que no se trata de un error sino que una tarta de 2,10 kilos la había facturado como si fuera de un kilo con el único fin de beneficiar a su pariente.
Puede que ustedes me digan… ¿y por 19,50 euros se puede despedir a una persona?
Yo entiendo que sí, no por el dinero, ni siquiera porque puedan pensar que eso ya lo ha hecho otras veces, sino por la falta de fidelidad, el menosprecio hacia la empresa y hacia sus propietarios. Al fin y al cabo, si lo que quería era hacer un regalo a un familiar, podría haberlo hecho perfectamente pagando ella la tarta. Incluso supongo que le hubieran aplicado algún descuento como empleada. Pero claro, montar fiestas con el dinero de los demás es más barato.
Me parece una sentencia muy adecuada.
Ramón Cerdá
La fidelidad es más importante que el dinero was last modified: diciembre 2nd, 2015 by Ramón Cerdá