La fiebre de las impresoras 3D, ¿el futuro va a ser por fin futurista?

Por Comolegaraholanda

Estos días me ha vuelto a tocar evento de la empresa. Un hotel, comidas pijillas, mareas de clientes y gente del sector que al parecer tienen mucho que decirse los unos a los otros y por supuesto conferencias, muchas conferencias. Además de tratar asuntos específicos de la compañía, para que no se duerma el personal contratan también charlas de temas más generales relacionados con innovaciones tecnológicas. Y entre ellas no hay año que falte la típica charla futurista de future is now y violines con sintetizadores de fondo. Te enseñan desde el eterno coche fantástico de google que se conduce sólo (que comentan cada año pero nunca acaba de salir al mercado) hasta bicicletas que hablan (habrase visto cosa más innecesaria). Sin embargo en todo este conjunto sí se habló de un avance sorprendente: las impresoras en tres dimensiones y las nuevas aplicaciones que se está buscando a estos dispositivos.

¡Clin! Su café esta listo. Digooo... su taza

Las impresoras 3D, que construyen directamente objetos diseñados por ordenador aplicando en vez de tinta materiales como plástico, cerámica o metal, llevan ya años en funcionamiento en grandes empresas, sobre todo para para prototipos, es decir para probar y perfeccionar un diseño antes de preparar los moldes para su producción masiva. Sin embargo estos aparatos han comenzado a popularizarse y perfeccionarse recientemente. Ya existen muchos sitios a los que puedes enviar tus diseños 3D para que te los impriman y de hecho empieza a ser factible comprarse hasta la propia impresora. Las más sencillas cuestan ya menos de mil quinientos euros e incluso pueden encontrarse alternativas más baratas como la RepRap que es opensource y tienes que armar tú mismo.

¡Imprime tu foto!
Digooo.. ¡tu feto!

Los más entusiastas dicen que en un futuro no tan lejano en lugar de comprar en Amazon lo que haremos será descargar de internet los planos de determinado artilugio e imprimírnoslo en casa con uno de estos aparatos. De hecho ya existe alguna tienda por internet que sigue este modelo de negocio. Pero como de momento pocos tenemos una impresora 3D en casa se han creado también negocios alternativos como esta web, donde puedes enviar tus diseños y crear tu tienda virtual, siendo ellos los que se encargan de imprimir y enviar al comprador el objeto final.

Ahora bajo, que se me está
imprimiendo el zapato

Los diseñadores están encantados con esta tecnología debido a su versatilidad. Es posible crear formas tan extrañas como se nos antoje y por primera vez en la historia será igual de barato producir un artículo único que miles de unidades. Pero no sólo se puede diseñar muebles, figuritas y zapatos sino que con algunas de estas máquinas es posible construir aparatos electrónicos, pistolas que funcionan, y la RepRap, haciendo realidad las peores pesadillas de un escritor setentero de ciencia ficción, es incluso capaz de reproducirse e imprimir otra impresora exactamente igual a la original.
Y todo esto no es nada. La cosa empieza a pasar a palabras mayores. Ahora a los arquitectos holandeses empieza a darles por imprimir edificios. Así un tal Janjaap Ruijssenaars planea construír este rosco imprimiendo las piezas poco a poco, rellenándolas de hormigón y ensamblándolas más tarde. Según Janjaap haciéndolo de este modo se ahorrará muchos pasos en el proceso de construcción habitual y además el uso de curvas en la arquitectura da lugar a edificios más robustos.

Y si pensabais que esto era una rareza, nada más lejos de la realidad. El estudio de arquitectosDUSestá también trabajando en otra casa 3D en los canales de Amsterdam, siendo ésta habitable y con un diseño mucho más clásico. De hecho esperan terminarla antes de que acabe el año, ya que igual antes se competía por llegar a la luna ahora todos estos estudios rivalizan por el mérito de ser los primeros en imprimir un edificio. ¿Y cómo van a darse tanta prisa? Pues haciendo uso del mismísimo KamerMaker, una impresoraca de seis metros de altura que es capaz de generarte habitaciones enteras.

Así que por ahí se mueven los tiros del progreso. Jubilar de un plumazo a todo el gremio de la construcción. Justo el invento que necesitábamos en España. Pero aún no hemos terminado con el tema de las impresoras pues se está trabajando en campos más útiles y sorprendentes.
El año pasado se diseñó en Maastricht la primera prótesis impresa en 3D. A una señora con la mandíbula gravemente infectada, en lugar de intentar curarla le extirparon directamente el hueso, sustituyéndolo con éxito por una pieza de titanio construida a medida con este sistema.
Más increíble todavía: unos estudiantes de Leiden están desarrollando el proyecto SkinPrint, que como su nombre indica tiene como objetivo poner a las impresoras 3D a imprimir nada menos que piel humana. En teoría te extirparían un trocito de tu propia piel, harían un cultivo con las células obtenidas para que se reprodujesen y una vez obtenida la cantidad suficiente emplearían este caldo orgánico como tinta. De este modo podrían obtenerse toda la piel necesaria para injertar a pacientes que por ejemplo han sufrido quemaduras graves, ¡y además 100% compatible! Una vez rebasada esta barrera estaríamos mucho más cerca de la impresión órganos más complejos como el riñón o el hígado, solucionando el problema de los transplantes sin necesidad de clonaciones o donantes. De hecho, como podéis ver en el video siguiente, ya se están haciendo experimentos con el asunto.

¡Esto si que tiene buena pinta
sin impimir ni tonterías!

La novedad más fresca es que la NASA ha empezado a trabajar en impresoras de comida que con cartuchos de materia prima puedan preparar a los astronautas una rica tarta de chocolate, que no por estar en una estación espacial hay que pasar privaciones. Quién sabe, tal vez aprovechando que también en la universidad de Maastritcht consiguieron la semana pasada producir la primera hamburguesa in vitro, tal vez pronto se usen estas impresoras alimenticias para dar a este novedoso tipo de carne la forma de un suculento filete. Sin duda una alternativa ecológica y sostenible más apetitosa que la caca-burger de japón.

Y como siempre hay gente para todo, mientras unos diseñan riñones o intentan que los indios coman ternera sin tener que matar a la vaca, otros hacen uso de la nueva tecnología para imprimir su careto en 3D.
Esto ha sido todo por hoy. ¿Estaremos por fin a las puertas de un futuro futurista? ¿Podremos presionar algún día un botón y que nos aparezca un buen asado para la cena? Y más intrigante: ¿Quedará algún día obsoleta la expresión me ha costado un riñón?