Hicimos un listado de l@s niñ@s que serían sus invitad@s y fijamos la fecha. Compramos y colgamos globos (los cuales la mitad se explotaron y fuimos a comprar más porque le hacía mucha ilusión que estuviesen los globos a los que habíamos dedicado parte de la mañana); preparamos después de comer una merienda casera de pizza, tarta de manzana, galletas de chocolate y de arroz, y zumos; y dejamos que el resto surgiera solo.
Más allá de la propia fiesta, me quedo con las ganas, con la ilusión, con la cara de emoción, con la sonrisa mientras esperaba que llegaba el día. Y ahora ya pasado, con el recuerdo que tiene , de que fue "su fiesta" en la que celebrábamos juntos que habíamos disfrutado mucho en los 42 meses de lactancia y que había sido una etapa muy bonita. Que de igual forma, esa etapa había pasado y que en nuestra relación habían cambios, otras formas de expresarnos el afecto, el cansancio, el aburrimiento...
Pero siempre juntos, contando con el otro, celebrando un paso importante que cerraba algo que ha sido fundamental para los dos, para nuestra historia, pero con la mirada puesta en cuáles son las siguientes necesidades, sintiéndonos satisfechos, mirando al futuro habiendo dejando cerradas las puertas que así lo requerían porque era "su momento".
¡Gracias a tod@s l@s que nos acompañásteis!