Existe en toda Europa una serie de fiestas y ritos cuyo origen se remonta a antes del cristianismo. Entre ellas se encuentra la fiesta de los mayos o la fiesta del palo de mayo. Estas festividades parten de la creencia de que los espíritus arbóreos hacen prosperar no sólo las cosechas, sino también bendicen al ganado e, incluso, a las mujeres con hijos. Se trata, pues, de ritos vinculados a la naturaleza y a la fecundidad de la tierra, los animales y el propio hombre.
-
El origen mítico de la fiesta.
No es difícil ver que la raíz de estas fiestas no se encuentra en la religión cristiana, sino en creencias anteriores, en las que se divinizaba la naturaleza. Este es el caso, por ejemplo de los celtas. Para los druidas los árboles, sobre todo ciertas especies de árboles, eran sagrados. Para ellos los árboles eran portadores de una sabiduría sagrada y los bosques eran el lugar sagrado donde se celebraban los enclaves y ritos. Muchas de las iglesias cristianas fueron construidas en bosques sagrados. Los árboles eran también considerados vías de comunicación entre el cielo y la tierra.
Sin embargo, está relación entre lo sagrado y los árboles se constata también en otras creencias. En la mitología nórdica es un árbol, un fresno perenne mantiene unidos los diferentes mundos. Es considerado el árbol de la vida, llamado Yggdrasill. Esta referencia recuerda los dos árboles que hay en el paraíso según el mito judeo- cristiano, uno es el árbol de la ciencia del bien y del mal y el otro el árbol de la vida, que posteriormente será identificado con la cruz donde muere Jesús.
De esta forma se podría retomar infinitud de mitos donde al árbol juega un papel central, pero llevaría demasiado tiempo y alejaría el artículo del tema elegido, la festividad de los mayos. Conviene destacar antes de entrar en la descripción de esta fiesta su vínculo con la mitología clásica, ya que es una fiesta en honor a la diosa Maya, madre del dios Hermes.
-
La fiesta de Mayo en Europa.
En muchas zonas rurales de Europa se celebra, pues, esta fiesta en donde los jóvenes salen a los bosques para cortar un árbol, que es conocido como el palo de mayo. Después de cortar el árbol elegido se lleva a la aldea, normalmente a la plaza principal, donde se irgue para luego bailar y festejad alrededor suyo. También se suele cortar ramas en el bosque y ponerlas atadas en cada casa particular, lo que recuerda la costumbre del árbol de Navidad. El árbol de Navidad y la costumbre de poner ramas de abeto o coronas hechas con abeto sirve para mantener un recuerdo de la vida durante el invierno. Sin embargo, la fiesta de los mayos tiene como intención atraer al pueblo la bendición de los espíritus arbóreos, que, como ya se ha indicado, se vinculan con la fertilidad.
En algunos lugares delante de cada casa se pone un árbol de mayo, mientras que en otros hay uno solo que se pasea por toda la aldea para que todos reciban las bendiciones. En el norte de Inglaterra, por ejemplo, existía la costumbre de que la juventud se levantara después de la medianoche del treinta de abril, que coincide con a noche de Walpurgis, para salir a los bosques con música y toques de cuerno. En las arboledas derriban ramas de los árboles y las adornan con ramilletes y coronas de flores. Regresa al amanecer del primero de mayo y se dedican a colgar las ramas adornadas de las puertas y ventanas de las casas del pueblo.
En Francia, Alemania y España los jóvenes van cantando por el pueblo y adornando las casas donde les dan propinan. Cuando se les niega la paga a los mayos las bendiciones de los espíritus pasan de esa casa. En otros lugares se planta el palo de mayo en la plaza del pueblo y allí permanecerá hasta finales de año.
Algunos autores cristiano criticaron estas fiestas por considerarlas paganas y porque decían que casi todas las muchachas que iban a los bosques prendían allí su virginidad. Esto es una muestra de que el origen de la festividad está relacionado con la fertilidad.
En algunos lugares de Baviera la costumbre ha perdido fuerza y, por ello, el palo de mayo no se renueva cada primavera, como se hacía antes, sino que se deja durante tres o cuatro años. Esto se debe a que se ha olvidado el sentido de la fiesta, ya no tiene importancia regenerar el espíritu del árbol. El palo de mayo se convierte en un mero punto de reunión. Aunque en estos sitios aún se renueva los adornos del árbol cada mes de mayo con guirnaldas.
-
La reina o el rey de mayo.
La representación del espíritu del árbol o de la naturaleza a veces es encarnada por una persona, a la que se le da el título de reina o rey de mayo. En Alsacia, por ejemplo, una muchacha vestida de blanco y a la que se llama “rosita de mayo”. Esta joven tiene que ir por el pueblo con un árbol mayo pequeñito adornado con citas y guirnaldas. Va a acompañada de un grupo de jóvenes que cantan:
“Rosita de mayo, da tres vueltas.
¡Deja que te admiremos por todos lados!
Rosita de mayo, ven al verde bosque;
Todos nos divertimos
Y del mayo a las rosas así iremos.”
Mientras cantan van pidiendo un aguinaldo, a los que no den nada les dicen que la raposa se comerá sus gallinas y sus árboles y plantas no darán frutos. Esto muestra que los productos del campo y los animales dependen de los obsequios que den a la muchacha que encarna a los espíritus del bosque.
En Lituania los muchachos del pueblo eligen a la joven más hermosa y la visten como “la reina de mayo”. La chica va adorna con rama de abedul y tiene que bailar y cantar alrededor del palo de mayo. En Francia se encuentra una costumbre similar, pero son las muchachas las que eligen a un joven al que visten con hojas y ramas y llaman el “padre mayo”.
La fiesta está extendida por toda Europa con algunas variaciones, pero todas giran en torno al mismo tema, la exultación de la primavera. Son vestigios de antiguos ritos de fertilidad, ya sea que se corte un árbol nuevo cada año o que se vista a un joven de reina o rey de mayo. El espíritu de la naturaleza simboliza la renovación y el renacimiento de la vida. Por ello en algunos lugares el palo de mayo es cortado en trozos que la gente guarda en su casa detrás de la imagen de un santo. A veces estos trozos son quemados al final del año o en el próximo mes de mayo.
Al rey de mayo también se le llama “rey de Pentecostés”, lo que parece indicar que la festividad cristiana se mezcla con ritos paganos. Esta mezcla puede verse también en el hecho de que el mes mayo asociado a la diosa Maya en el mundo clásico pase en el cristianismo a estar dedicado a la Virgen. En España además coinciden con el día de la madre, lo que lo vincularía con la fertilidad.
En Hannover cinco o seis muchachos van después de mediodía el lunes de Pentecostés restallando látigos y colectando huevos por las casas. Al jefe de esta banda se le conoce como el “rey hoja” y va envuelto por completo en hojas de abedul y con una cubrecabezas de ramas de abedul que aumenta su estatura. Sin embargo, en Holanda el título se lo lleva una niña llamada “Flor de la Pascua de Pentecostés”.
En otros lugares de Europa son una pareja los que reciben el título soberano de Rey y Reina de Mayo o de Pentecostés. La simbología queda completamente clara. El casamiento de estos dos novios buscaba acelerar el crecimiento de la vegetación mediante este ritual. De ahí que el libertinaje que se daba asociado a estas fiestas no era debido en un principio a la fiesta y la bebida, sino que era parte esencial del rito. Aunque en Europa está practica ya no se da, sí puede verse en otros lugares, donde la copula sexual sirve de medio para asegurar la fertilidad de la tierra.
Se puede afirmar que la fiesta de mayo extendida por toda Europa, aquí sólo se ha relatado algunas costumbres, era un rito de fertilidad relacionado con la naturaleza y el renacer de la vida, no sólo vegetal sino en todos sus grados. Lo que queda en los pueblos europeos es el reducto de estos ritos. Estas fiestas nos recuerdan que la primavera afecta también al hombre y que es el resurgir de la vida después del largo, oscuro y frío invierno.
Bibliografía:
Ávila Granados, Jesús, (2007), La mitología celta, Madrid, ed. Martínez Roca.
Bartolotti, Alessandra, (2011), Mitología celta y nórdica, Barcelona, ed. Robinbook.
Caro Baroja, Julio, (2010), Las brujas y su mundo, Madrid, ed. Alianza.
Frazer, James George, (2011), La rama dorada. Magia y religión, México, ed. Fondo de cultura económico.
Graves, Robert, (2009), Los mitos griegos, ed. Coleccionables.
Grimal, Pierre, (1981), Diccionario de Mitología Griega y Romana, Barcelona, ed. Paidós.