1 Albo dia, este día, 2 día del ansara haqqa!3 Vestiré mew 'l-mudabbaj 4 wa nashuqqu 'l-rumha shaqqá
1 !Albo día este día, 2 día de San Juan, en verdad!3 Vestiré mi [jubón] brochado 4 y quebraremos la lanza
En la Córdoba califal de Abderramán III (siglo X), que marca el apogeo de Al-Ándalus, gozaba de esplendor la pascua de Ansara o fiesta del solsticio de verano, el 24 de junio, que conmemoraba tanto la natividad de Juan el Bautista como la hazaña de Josué al detener el curso del sol para conseguir el exterminio del ejército de los Amorreos.
En tal día, se estrenaban vestidos y destacaban las carreras de caballos, ejercicios de destreza, disfraces carnavalescos, certámenes poéticos y hogueras, preferentemente encendidas junto a higueras. Otras costumbres típicas, como regar las casas y sacar los vestidos al rocío, eran criticadas como propias de «incrédulos».
El influjo de costumbres de los cristianos sobre los musulmanes es denunciada en un documento enviado al poeta y rey de Toledo y Córdoba Al-Ma'mun (siglo XI), respecto de una de sus mayores fortalezas, la de Magerit, posterior ciudad de Madrid: «En las noches de San Juan y de san Pedro se tenía que reforzar la vigilancia en las murallas de la plaza, porque los infieles y enemigos de Alá se juntaban a pretexto de sus devociones a los benditos siervos del Señor, y recorrían los campos con lascivos bailes y gritos de alegría, así los hombres como las mujeres, que, sin velos que tapasen sus rostros, corrían desordenadamente ofendiendo a Alá con sus gritos», y a pesar de las advertencias en sentido contrario, los musulmanes acudían «a estas escandalosas fiestas a pretexto de encender luminarias, en las que oían azalás (preces) subversivas y blasfemias contra el profeta querido de Dios», por lo que se solicitaba del poderoso monarca «que tales noches prohíba ir a los cristianos a la ermita de la Virgen de las Tochas, que contra la ley del Corán se les permite adorar como gentiles idólatras de los ídolos, y que mande se cierren las casas de los ídolos cristianos, que cercando la población eran cuarteles donde, además de juntarse para maldecir a Alá y al Profeta, tramaban conspiraciones para apoderarse de las fortalezas»
Como vemos, la festividad de origen pagano de San Juan, no solo se seguía celebrando en la Castilla del norte, la original, la vieja, aun en tiempos cristianos. Sino que en el reino de Toledo, que mas tarde seria conocido como Castilla la Nueva, las gentes continuaban celebrando al menos esta festividad pagana aun en tiempo de los musulmanes. En parte, porque el grueso de la población no era árabe, sino Hispana sometida al islam.
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