La FIL ha terminado

Por Rodrigommadrid @RodrigomMadrid
Este ha sido el primer año que he podido ir a la feria del libro en su  primer día, ya que las veces anteriores estaba en clases. A pesar de que no estuve presente en la ceremonia de inauguración, sí recorrí los stands varias veces, buscando algún título que me interesara -aunque a esta actividad le dediqué mayor tiempo durante los últimos días- y libros que recién hubieran llegado a Perú.
Puedo decir con mucho gusto que todos los días que he ido me he encontrado con una cantidad considerable de gente y en varios de ellos el número de visitantes era tal que se hacía muy difícil permanecer en un mismo sitio y no ser empujado por alguien. Según los datos brindados por la Cámara Peruana del Libro, el día anterior al cierre de la feria ya se habían superado los récords de asistencia y ventas, ya que hubo más de 290 mil visitantes y aproximadamente 8 millones de soles en transacciones comerciales.
Como les comentaba algunas líneas más arriba, los últimos días que fui me dediqué a revisar los libros que llevaron las distribuidoras y encontré uno que me llamó mucho la atención: El Libro del Mensajero.
He aquí el sorprendente relato de lo que no fue pero pudo haber sido.
Durante su regreso a Castilla, las carabelas de Cristóbal Colón naufragan en el océano Atlántico, a tan solo un centenar de millas de las Azores. La noticia de su descubrimiento desaparece sepultada bajo las aguas, y los hombres que quedaron en la Hispaniola, sin esperanzas ya de ver regresar al Almmirante, emprenden un periplo que los llevará a las tierras de los taínos, los itzaes y los totonacas, para llegar finalmente al imperio de los mexicas.
Años después, en la mañana del 29 de junio de 1521, una inmensa flota es avistada aproximándose a Cádiz. Porta un desconocido estandarte con la figura de una serpiente emplumada: Quetzalcóatl. La conquista ha comenzado.
  Lo mejor: la variedad de precios, la cantidad de actividades y las novedades
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