Me quedo alucinada con el prodigio técnico que opera en nuestros días tan naturalmente, con actividades que hace veinticinco años, eran casi excepcionales y debían buscarse con lupa, perseguirse y empeñarse una en encontrar. Supongo que me hago mayor y empiezo a notar estas cosas. Ya tengo margen de maniobra: ya puedo contarlo a los más jóvenes.Hace veinticinco años, mi madre me llevó a ver el ballet de Frederick Ashton La Fille Mal Gardée (The Royal Ballet, 1960) a una pequeña sala del Ateneo Riojano donde se organizaban modestos ciclos de cine y documentales; allí acudí con algunas de mis compañeras de la clase de ballet y también con la profesora; nos sentamos en unas sillas de oficina y ante nosotras encendieron el televisor, donde una cinta VHS titilante nos mostraba la historia de Lise y Colas, de una jovencita de la campiña inglesa del siglo XIX, a quien su madre no permite tener el novio que ella quiere.Ayer se estrenó en Londres y fue retransmitida en directo en más de novecientas salas de cine de todo el mundo, la pieza interpretada por Natalia Osipova y Steven McRae, con Philip Mosley en el papel que desde hace veintinueve años, le ha hecho famoso por lo bien que emula al propio Frederick Ashton subido a un par de zuecos. Sepan que este anuncio del año 2010 comparte la música de ese momento de la coreografía:
La Fille Mal Gardée. Royal Opera House London. LIVE Cinema.
Experiencias
Me quedo alucinada con el prodigio técnico que opera en nuestros días tan naturalmente, con actividades que hace veinticinco años, eran casi excepcionales y debían buscarse con lupa, perseguirse y empeñarse una en encontrar. Supongo que me hago mayor y empiezo a notar estas cosas. Ya tengo margen de maniobra: ya puedo contarlo a los más jóvenes.Hace veinticinco años, mi madre me llevó a ver el ballet de Frederick Ashton La Fille Mal Gardée (The Royal Ballet, 1960) a una pequeña sala del Ateneo Riojano donde se organizaban modestos ciclos de cine y documentales; allí acudí con algunas de mis compañeras de la clase de ballet y también con la profesora; nos sentamos en unas sillas de oficina y ante nosotras encendieron el televisor, donde una cinta VHS titilante nos mostraba la historia de Lise y Colas, de una jovencita de la campiña inglesa del siglo XIX, a quien su madre no permite tener el novio que ella quiere.Ayer se estrenó en Londres y fue retransmitida en directo en más de novecientas salas de cine de todo el mundo, la pieza interpretada por Natalia Osipova y Steven McRae, con Philip Mosley en el papel que desde hace veintinueve años, le ha hecho famoso por lo bien que emula al propio Frederick Ashton subido a un par de zuecos. Sepan que este anuncio del año 2010 comparte la música de ese momento de la coreografía:
La idea de ver un ballet en directo en la pantalla del cine puede sonar extraña y puede causar escepticismo, especialmente para aquellos que hemos disfrutado tantas veces de la experiencia real del teatro en vivo. Pues bien: con entusiasmo les digo que son prejuicios que conviene desterrar; si tienen ocasión, no se lo pierdan, porque ayer entre la emoción del reencuentro con los campesinos saltarines y la novedad del "live moment" me di cuenta de que los avances tecnológicos bien aprovechados merece la pena vivirlos.La Fille Mal Gardée es una pieza que combina los gags más propios de un teatro de vodevil en el cual personajes histriónicos con demasiado colorete (o con disfraces-escafandra de gallina y pollo de corral) se mueven de un lado al otro del escenario, en actos interrumpidos por paneles ilustrados, con una coreografía, en la que se mezclan magistralmente la complicidad con el público infantil y la recreación en el virtuosismo técnico de los bailarines, siendo sólo apta para aquellos más ágiles y fuertes. Pocas bailarinas han sido capaces desde su creación en 1960, de interpretar a Lise con la energía que corresponde: hay que machacar literalmente las puntas de los pies y ejecutar déboulés a un ritmo frenético casi en cada escena de ambos actos, mientras se sonríe y se ponen pucheros, se lanzan cintas de raso al aire y se juega al escondite con el público. Natalia Osipova, simplemente, resplandece.Y con ella, resplandece también el equipo técnico encargado de la retransmisión del evento, por quienes me quito el sombrero y a quienes aplaudo y haría salir al escenario al acabar el espectáculo, porque llevan a cabo una labor de realización que es realmente prodigiosa.Y todo pude verlo en directo desde una sala de los cines Ideal de Madrid, con sus correspondientes entreactos perfectamente coordinados y amenizados por la ya retirada Darcey Bussell, haciendo las veces de presentadora y entrevistadora de viejas glorias de la Royal Ballet Company.Podían enviarse "hashtags" a la cuenta twitter del evento y uno podía esperar con ansia hasta ver su mensaje publicado en la pantalla de esos selectos cines de medio mundo, durante el intermedio no obstante: una tiene ciertos límites y al ballet, no se va jamás con el teléfono móvil encendido.
Me quedo alucinada con el prodigio técnico que opera en nuestros días tan naturalmente, con actividades que hace veinticinco años, eran casi excepcionales y debían buscarse con lupa, perseguirse y empeñarse una en encontrar. Supongo que me hago mayor y empiezo a notar estas cosas. Ya tengo margen de maniobra: ya puedo contarlo a los más jóvenes.Hace veinticinco años, mi madre me llevó a ver el ballet de Frederick Ashton La Fille Mal Gardée (The Royal Ballet, 1960) a una pequeña sala del Ateneo Riojano donde se organizaban modestos ciclos de cine y documentales; allí acudí con algunas de mis compañeras de la clase de ballet y también con la profesora; nos sentamos en unas sillas de oficina y ante nosotras encendieron el televisor, donde una cinta VHS titilante nos mostraba la historia de Lise y Colas, de una jovencita de la campiña inglesa del siglo XIX, a quien su madre no permite tener el novio que ella quiere.Ayer se estrenó en Londres y fue retransmitida en directo en más de novecientas salas de cine de todo el mundo, la pieza interpretada por Natalia Osipova y Steven McRae, con Philip Mosley en el papel que desde hace veintinueve años, le ha hecho famoso por lo bien que emula al propio Frederick Ashton subido a un par de zuecos. Sepan que este anuncio del año 2010 comparte la música de ese momento de la coreografía: