La financiación pública de los partidos políticos es una aberración antidemocrática

Publicado el 19 junio 2017 por Franky
Los partidos políticos españoles son hoy el principal obstáculo para la regeneración ética y política de la nación y una de las principales causas de esa degradación es la abundante y generosa financiación pública de los partidos, contraria a los deseos de los ciudadanos, pero impuesta opresivamente por los políticos, que se sienten muy a gusto con ese dinero fácil. --- Uno de los rasgos más negativos y nocivos del sistema político español es la financiación pública de los partidos políticos. Además de una opción escasamente democrática e injusta que implica privilegio forzado y abuso de poder, en el caso de España es una imposición por la fuerza a la sociedad, un rasgo más propio de tiranía que de democracia, una auténtica aberración.

Cualquier ciudadano tiene el derecho de preguntarse ¿Por qué tengo que financiar con mis impuestos a un partido como Podemos, cuando estoy absolutamente convencido de que, si alcanzara el poder, nos llevaría a la ruina? Del mismo modo debe repugnarle financiar por la fuerza a cualquier partido que sea contrario a sus ideas.

La financiación pública de los partidos es una locura, una aberración y una imposición tiránica de la clase política, cuyo comportamiento denota abuso de poder, corrupción y escasa democracia.

Lo lógico y democrático sería que los partidos se financiarán con las cuotas y aportaciones transparentes de sus afiliados y simpatizantes, pero ese sistema, aunque sea el preferido por los ciudadanos y el exigible en democracia, no gusta a los políticos, que han impuesto por la fuerza una costosa financiación con el dinero de los impuestos.

El dinero público abundante hace a los partidos más fuertes y aficionados al lujo y la abundancia, lo que en algunos casos resulta escandaloso. Ese dinero fácil favorece también la corrupción y el abuso de poder, según pensadores políticos y expertos en marketing, como también aleja años partidos de la ciudadanía y los aísla.

La democracia exige partidos políticos muy controlados por la ciudadanía y sometidos a las leyes, pero el dinero abundante los hace más independientes, arrogantes, incontrolados e impunes.


Francisco Rubiales