La Feria de la Candelaria de Molins de Rei, que celebra ese año su 159 edición, es una de las más importantes del ámbito metropolitano de Barcelona. Hoy es básicamente un feria multisectorial, pero sin dudas, el punto que más atractivo tiene para el aficionado a la jardinería es el entorno de la iglesia, donde se ubican los vendedores de plantas y árboles. Me hubiera gustado visualizar esta feria en el mismo emplazamiento, pero con la iglesia original, ya que como muchas otras de la zona del Bajo Llobregat, fue destruida durante la Guerra Civil y reconstruida en estilos contemporáneos.
En cuanto a rosas, podemos encontrar lo típico y lo no tan típico: rosales de Meilland made in Ferrer, rosales a raíz desnuda venidos por colores de productor y procedencia desconocida y a Josep Maria Caudet, de Alcanar, continuador de la saga Camprubí. Ofrece a la venta y por precios muy atractivos rosales de Camprubí, tanto híbridos de té como patios, así como otros tantos, quizás menos atractivos, de obtentores internacionales.
En definitiva, a lo que más relevancia daría de estos años acudiendo a ferias es la forma que tiene la gente de elegir los rosales: por colores, sin importar ninguna otra cosa más. Y otro nombre que se oye constantemente es Chrysler, que por suerte o por desgracia no produce Caudet. Creo que estos dos pueden ser elementos determinantes para que el que compra por primera vez un rosal tire la toalla al año siguiente...
"Una rosa es una rosa es una rosa".
Gertrude Stein.