Nunca olvidaré lo pedante que puede parecer quien intenta decir el nombre de la ópera en alemán cuando no tiene NPI. Hace poquito más de un año un tipo me soltó: "La primera ópera que vi fue La flauta mágica" y seguidamente, no sé exactamente a cuento de qué, añadió: "Di Magicalische flöte" o algo parecido, puestos a ser pedantes lo mejor es tener un mínimo conocimiento en la materia, de lo contrario es mejor callar, a no ser que quieras hacer el ridículo; no me molesté ni en corregirle, entre otras cosas porque no creo que me lo hubiera agradecido. En mi caso La flauta mágica no fue la primera ópera, pero sí una de las primeras que conocí a través de dos grabaciones comerciales, la pimera era una selección de fragmentos de la dirigida por Solti y, la segunda era ya la ópera completa en discos compactos dirigida por Klemperer. Pronto se convirtió en una de mis óperas de cabecera, como entonces tampoco tenía tantas la quemé de tanto escucharla y terminé dejándola de lado de puro cansancio. Pasó el tiempo y sólo me dedicaba a escuchar los fragmentos que más me iban interesando pero pocas veces se me ocurría escucharla de un tirón, así que la idea que de la ópera tenía se fue distorsionando con el correr de los años, de vez en cuando sí que acudía a unos DVDs que tenía de distintas versiones pero tampoco solía escucharla al completo. Hace poco la vi en el cine en retransmisión desde el Festival de Salzburgo y ahora la han programado en el Palau de les Arts, estas circunstancias me hicieron volver a ella y prestar atención a algunos momentos a los que apenas otorgaba valor, sobre todo números de conjunto, como el terceto previo a "Isis und Osiris", el aria de Sarastro, el coro final o La Escena de los Hombres Armados. Esta es la grandeza de las obras maestras, siempre tienen algo por descubrir, y cuando llega ese descubrimiento que hasta entonces había permanecido olvidado u oculto -culpa nuestra, evidentemente- la satisfacción es doble.
La Escena de los Hombres Armados tiene lugar en el segundo acto de la ópera, tras un cambio de escena, después de que los tres muchachos se den cuenta de que Pamina se encuentra en una situación desesperada, dispuesta a darse muerte con el puñal que le ha dado su madre para matar a Sarastro. y la convencen para que desista de su empeño. En un lugar desolado, presidido por dos grandes montañas; una con una cascada de agua; la otra con fuego, aparecen dos hombres con armaduras negras que conducen a Tamino al lugar en el que van a tener lugar la prueba del agua y del fuego. Estos dos hombres cantan una adaptación de un coral luterano integrado en un fugato, es uno de los momentos más solemnes y imponentes de la ópera. Tamino se arma de valor para enfrentarse a la prueba y los hombres armados abren la puerta. Entonces se escucha la voz de Pamina que aparece, ella, que no teme ni a la noche ni a la muerte, también será digna de atravesar el camino de la iniciación.
El dúo de los hombres, que había pasado a ser trío con las intervenciones de Tamino, se convierte, con la irrupción de Pamina,en un cuarteto. Con una frase alto vuelo lírico, "Tamino mein! O welch ein Glück" (¡Tamino mío! ¡Oh qué felicidad!) se introduce el dúo de los enamorados que culmina en una gloriosa frase que muta el dúo, de nuevo, en cuarteto, "Wir wandeln durch des Tones Macht froh durch des Todes düstre Nacht" (¡Alegres atravesamos, gracias al poder de la música, la sombría noche de la muerte!) .
Tamino y Pamina se dirigen hacia la montaña que arroja fuego. Atraviesan las llamas ente los rugidos del viento. Tamino toca la flauta mágica tallada por el padre de Tamina con la madera de una milenaria encina. Tras un pequeño dúo se dirigen hacia la montaña de la cascada, la atraviesan y aparece la entrada de un templo iluminado. La escena finaliza con la intervención de un coro que da la bienvenida al brillante templo.
He elegido la grabación procedente del Festival de Salzburgo de 2006 dirigda por Riccardo Muti en lo musical y Pierre Audi en lo escénico, con la paticipación de René Pape (Sarastro), Diana Damrau (Reina de la Noche), Genia Kühmeier (Pamina), Paul Groves (Tamino) y Christian Gerhaher (Papageno)
Stefan Kunze en su libro "Las óperas de Mozart" se detiene especialmente en esta escena de los Hombres Armados y señala que esta música no hubiera podido tener lugar si Mozart no hubiera conocido y estudiado la música de Bach pero que "no se trata de un arcaismo, ni de una copia de estilo, ni un accesorio histórico, ni tiene nada que ver con las tendencias historicistas del principio del siglo XIX", tampoco se trata, según Kunze, de música litúrgica., la adaptación del coral que tiene lugar es extraña y enigmática, situándose fuera de la música vigente en la época, con lo que el acontecimiento que está teniendo lugar en ese momento adquiere un carácter universal que se distancia del tiempo y también del espacio en el que se desenvuelve la acción.
En la adaptación cinematográfica realizada por Ingmar Bergman paa la televisión sueca en 1975 se realizaron algunos cambios sustanciales, no ya porque la ópera se convierta en una fábula que nos llega a través de los inocentes ojos de una niña que está asistiendo a una representación, sino porque, además de que está cantada en sueco y de que Sarastro es convertido en padre de Pamina, el orden de sucesión de las escenas es alterado, se anticipa el encuentro final entre Papageno-Papagena a la escena de los hombres armados y en medio se coloca un coro, Sarastro entrega la flauta a Pamina y le permite acompañarle en su camino :