La flor del tomillo

Por Larami

En estos días de mayo, el tomillo florece y adorna la Sierra Norte. Pero sobre todo la perfuma. Y de ahí que nuestros mayores lo utilizasen para contrarrestar los olores de cuadras y corrales que penetraban en la casa.

De los usos medicinales ya sabían egipcios y griegos, que los romanos se encargaron de divulgar por todo su imperio y así llegó a nuestra Sierra. Paracelso le añadió un toque mágico con sus elixires.

Durante la Edad Media su uso se extendió a la cocina serrana, como aliño de olivas y carnes, sobre todo asados, parrillas y escabeches. La leyenda cuenta que hasta Colón degustó el cabrito a los sietes gustos (incluido el tomillo).

Pero también como motivación al caballero, que lo recibía de su dama para aumentar su valor en la batalla. Y en algunos lugares se utilizaba como incienso en los funerales, para asegurar el buen viaje del difunto a una nueva vida.

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