Como parte del mismo experimento, los investigadores pidieron a los participantes que valoraran si la cantidad de líquido que contenía el vaso era superior o inferior al 50% de su capacidad. El número de errores era mayor cuando la bebida se servía en los recipientes curvos.
Dado que la velocidad a la que se consume alcohol afecta al nivel de intoxicación que experimentamos, así como al número de vasos de bebida que ingerimos consecutivamente, los investigadores concluyen que sería positivo potenciar el uso de vasos rectos que inviten a consumir alcohol despacio