Entre las óperas extrañas de Giuseppe Verdi, ya vimos que Simon Boccanegra era una de ellas, La forza del destino puede que ocupe el lugar de honor. Es conocida como “la inombrable” puesto que ya antes de su estreno la mala suerte, el destino, se cebó con ella. Su estreno, por fallecimiento de la soprano que iba a protagonizar el papel de Leonora, se tuvo que posponer un año, una vez estrenada no satisfizo a Verdi y tras representarse por primera vez en 1862 en San Petersburgo y después en Madrid (en presencia del autor del drama en que está basada la ópera, Ángel de Saavedra, duque de Rivas) y Roma prohibió su representación en Milán hasta que fuera revisada, pero, Francisco Maria Piave, el libretista, había enfermado poco después del estreno peterburgués, una vez fallecido, tuvo que recurrirse al que sería libretista de Aida, Antonio Ghislanzoni, la nueva versión de La forza del destino se estrenó en Milán en 1869. Años más tarde, el gran barítono norteamericano Leonard Warren fallecería en escena interpretando el papel del barítono protagonista, Don Carlos, en el Met el 4 de marzo de 1960. Visto este anecdotario parece la ópera ideal para el Palau de les Arts, que desde que comenzó a proyectarse no ha dejado de lado a la mala suerte (imposibilidad de auditorio superior al aire libre con improvisación de soluciones alternativas, hundimiento de la plataforma escénica en su primera temporada, inundaciones, extrañas cancelaciones, menosprecio de gobiernos centrales de distinto signo político, dificultades para encontrar un director musical a la altura de la orquesta, desprendimiento del trencadís....).
Confiemos en que la representación de esta ópera suponga para el teatro de la ópera valenciano, antes que su continuación, el final del mal fario, mientras tanto os dejo con uno de esos dúos verdianos entre tenor y barítono que tanto me gustan en las voces de Franco Corelli y Ettore Bastianini: