Las mejores fotos son las que surgen, las que se te plantan delante pidiendo que dispares. Son fotos sinceras que no se preparan y, al no estar cocinadas, perduran. Desde muy joven siempre pensé que si algún día tuviese una buena cámara la llevaría en el coche en busca de esas fotos que buscan dueño.
Hoy en día un smartphone de gama media resuelve genial esa necesidad que siempre tuve de hacer clic a la realidad que se te planta delante. Así surgió esta mañanera foto de la curva, camino de vuelta del bello paraje coruñés de O Portiño. Iba conduciendo y durante 100 metros la fui perfilando, imaginando, enfocando. Hasta que detuve el coche e hice un clic casual, inesperado, a un silencioso paisaje herculino que desde hace años me atrapa.
La foto realmente la descubrí semanas después cuando me puse a limpiar mi iPhone 4 de imágenes. Hoy la rescato. Porque lo merece. Desde hace unas horas es la imagen de cabecera en mis espacios de Twitter, Facebook, Google+ y Medium. Bienvenida.