He vuelto a retomar la rutina de salir a correr después de una temporadita en la que la rodilla me tuvo alejado de la práctica del running. Para recuperar las ganas de salir a correr con este frío hice lo que hace todos los aficionados: me fui a Decathlon a comprarme algo nuevo, da igual si son unas zapatillas nuevas, un pulsómetro, un forro polar, un gorro o una linterna. Cualquier estímulo vale para volver a sacarte al campo a correr.
El caso es que la técnica me ha funcionado. He vuelto a salir a correr, bien abrigado con camiseta térmica, gorro, guantes y toda la pesca. Ya vuelvo a trotar 40min a buen ritmo y espero bajar poco a poco los kilos acumulados en Navidad.
La idea de adquirir un objeto que me volviera a estimular la tomé de la mayor de las aficiones de este mundo: la fotografía. No falla, todo el que se anima a comprar una cámara de fotos réflex pasa por los mismos estados:
- Qué bien, ya tengo cámara. Y ahora qué hago?
- Vale, ya sé lo que hay que hacer. Cómo hago la foto que yo quiero?
- La cámara se queda corta, necesito un objetivo nuevo.
- El objetivo es bueno pero la cámara se ha quedado obsoleta, compraré una nueva.
- Ya tengo cámara nueva, y ahora qué hago?
Y se repite el bucle desde el principio.
Ese esquema lo puedes aplicar a cualquiera de tus aficiones. En mi caso lo he aplicado al running, y es tal cual.
- Que bién, ya tengo zapatillas y equipo completo. Qué hago ahora?
- Vale, ya tengo plan de entrenamiento, por donde corro?
- Las zapatillas no son las que necesito, compraré unas nuevas.
- Las zapatillas son buenas, pero el pulsómetro es una mierda. Necesito uno mejor.
- Ahora uso gps y pulsómetro, no sé que software es el mejor para salir a correr.
- Vale, ya tengo un software, y ahora que hago?
Y se repite el bucle desde el principio.
¿En cuantas ocasiones has estado a punto de abandonar ese hobby y te inventaste cualquier excusa para retomarlo con fuerza?