Restaurante la fragua de Sebín
Calificación : 4 Guindillas
Las ciudades están vivas, las ciudades cambian y la mía, Madrid, cambia mucho.
Uno de los barrios más populares y vitales de la Villa siempre ha sido Malasaña, dónde no sólo hay lugar para noctánfilos y para el postureo. Hay muchos y buenos restaurantes honestos que hacen un magnífico trabajo y nos alegran el paladar.
Uno de esos lugares es la Fragua de Sebín, un coqueto y moderno lugar que se ha hecho con una fiel clientela a la que se añade cada día alguien nuevo porque hace las cosas bien y, además, está en un lugar magnífico, un emplazamiento idóneo.
La comida:
Buenos sabores, buenas raciones (incluso algo grandes), buenos detalles, buenos complementos, buena presentación... en fin, todo estuvo a la altura de un notable, si bien tampoco nada destacó maravillosamente, digamos que todo fue algo más que correcto.
Callos de bacalao
Su cocina aúna lo tradicional con toques más modernos, unas propuestas que no ahuyentan al amante de la cocina de toda la vida, poco amigo de las innovaciones y a la vez deja sitio a nuevas propuestas. Además, la carta es muy variada, con lo cual digamos que hay un plato para cada comensal y puede ser el lugar ideal para una comida o cena en grupo en el que suele haber diversidad de paladares.Zancarrón
Además, la oferta varía con la temporada y ahora en verano disponen de una especial para la terraza (que no estaba abierta cuando estuvimos, así que no os hablaré de ella) en la que hay desde los más castizos soldaditos de pavía a referencias tex-mex en forma de fajitas y jalapeños.A destacar también la diversidad de la carta de vinos, con presencia de muchas D.O. algo que siempre valoro positivamente.
Variedades de azúcar
La sala:Hicimos muchas fotos de la sala, pero… gajes del bloguero, se han perdido, por lo que os pongo alguna foto mía y otra sacada de su propia web.
Sala: Imagen de www.fraguadesebin.com
Es un lugar bastante amplio, con mesas de buen tamaño. Estoy cansado de los lugares en que la mesa para dos es una mesita arrinconada en la pared del pasillo, esto no pasa en la Fragua de Sebín.La decoración es cálida y a la vez funcional. A mi me pareció elegante el contraste de colores y, sobre todo, me gustaron los tonos y los cuadros colgados en las paredes.
Conclusión:
Buena comida con mucha diversidad para elegir, magnífico servicio, diversidad de platos a elegir y posibilidad de disfrutar de una terraza en uno de los barrios más populares de Madrid.
Recomendable al 100% y ya sabéis, si os pasáis por allí decid si los habéis conocido por nosotros, no os invitarán a nada, ¡pero nos daréis a conocer!