Dinos tú, María: ¿qué has visto en el camino?
He visto: la tumba de Cristo vacía,
la gloria del Señor y vivo a Cristo,
los Ángeles, las vendas y el sudario.
Esto es un misterio. Algo tan grande que cada vez que trato de pasarlo por mi razón quedo revelado como lo que soy: absolutamente nada. Pero también absolutamente todo, si Dios mismo ha dado su vida por tí y por mí. Y como por la razón no puedo entenderlo he de creer para comprender, aunque haya algunas pruebas que apoyen lo sobrenatural. Pero sobre todo habré de vivirlo, porque Cristo también resucita en mi vida. Si no fuera así, ¿qué sentido tendría?
A la víctima Pascual, ofrecemos hoy, el sacrificio de alabanza;
el cordero ha redimido el rebaño,
el inocente, ha reconciliado los pecadores al Padre.
Muerte y vida se han enfrentado en un prodigioso duelo;
el Autor de la vida estaba muerto, mas ahora está vivo y triunfa.
Entiendo tu escepticismo. Es difícil de creer, ya dijo san Pablo que la cruz era entonces y es ahora "escándalo para los judíos y necedad para los gentiles". Predicar un Jesús crucificado y luego resucitado. Que en la cruz, en el sufrimiento que no tiene sentido esté la Salvación. Qué estupidez. No tiene sentido. Y probablemente yo pensara como tú, si no fuera porque Cristo un día se encontró conmigo, y en medio de la angustia y del sufrimiento me sacó de la fosa de la muerte.
PORQUE CRISTO, MI ESPERANZA, ¡HA RESUCITADO!
Y NOS PRECEDE EN GALILEA, Y NOS PRECEDE EN GALILEA.
SÍ QUE ES CIERTO, CRISTO HA RESUCITADO. SÍ QUE ES CIERTO, CRISTO HA RESUCITADO, Y NOS PRECEDE EN GALILEA, Y NOS PRECEDE EN GALILEA.
Es mi experiencia. Muchas veces me entra el alzheimer y se me olvida, pero lo tengo grabado en el corazón. No es mucho, mi fe es una minucia, pero ahí está. En fin, me he explicado muy torpemente, pero es posible que próximamente, si tengo tiempo, haga alguna entrada sobre este tema. Para cualquier cosa que quieras decir tienes los comentarios ;)
Acabo con una breve cita de mi amigo Chesterton:
Al tercer día los amigos de Cristo viniendo al amanecer al lugar encontraron la tumba vacía y la piedra removida. De diversas maneras ellos se dieron cuenta la nueva maravilla; pero difícilmente se dieron cuenta que el mundo había muerto esa noche. Lo que estaban viendo era el primer día de la nueva creación, con un nuevo cielo y una nueva tierra; y la apariencia de un Dios jardinero anduvo de nuevo en el jardín, en la frescura no de la noche sino del amanecer.
G.K. Chesterton, El hombre eterno