La frontera

Publicado el 13 julio 2009 por Rogolagos
Afortunadamente mis papás me contaron que vivíamos en dictadura... así que supe que era normal para ese momento lo que ahora es irracional, así que entendía que en plena época de plebiscito habían dos dirigentes sindicales relegados en Parral... ser relegado era una figura extraña porque eres exiliado dentro de tu propio país. Como Chile es una país tan centralista y cada vez más urbano, quedar relegado es casí como amarrarte las manos. Así Manuel Bustos y Arturo Martínez se hicieron símbolo de esos últimos días de dictadura en Chile.
Pero es extraño esa figura de relegar... como si vivir en un lugar rural fuera un castigo, como si las grandes ciudades fueran el paraíso, y el campo se convirtiera en una prisión sin progreso... aunque en la vorágine de la esperanza pareciera ser que algo de cierto tiene, cuando cada vez los jóvenes buscan trabajo y estudios en sectores urbanos aledaños, mientras la proletarización de los campesinos los hizo pasar de inquilinos a obreros de agroindustria y temporeros. Las pequeñas ciudades parecen convertidas a mantenerse en pie más por la dignidad que da su propia historia que por razones económicas... esa transición constante nos mantiene en uno y otro lado de la frontera de Chile... y sin querer queriendo Ricardo Larraín marcó el punto de inflexión en una de las películas más importantes que la década del noventa le dio a Chile.
En medio de la niebla los caminos se colocan más misteriosos, los ojos se abren y las luces se hacen más necesarias, así son eso caminos de Chile que en los años ochenta entre el óxido y el regreso parecían hacer resurgir... así como esa niebla que al mediodía comienza a despejar eran los últimos días de la dictadura para Chile... y en esos caminos se movían los dos agentes del servicio secreto con el profesor Ramiro Orellana (Patricio Contreras) con destino a su lugar de confinación en pleno sur de Chile. El trato entre ambos era de cordialidad como indicando que los enfretamientos después de más de diecisiete años ya empezaban a calmarse, la frontera entre la condena y la libertad era el paso por un río en un pequeño transporte que llevaba hacia un lugar que parecía sacado desde el fondo de las profundidades del dolor y de la desesperanza.
En realidad para un relegado la verdadera prisión se encuentra en un libro y un lapiz que los obliga una y otra vez a firmar su permanencia, la llegada de Ramiro es un evento para un lugar pequeño, tan minúsculo que ni policía tiene, sólo un delegado que los llama por teléfono si hay algún problema... pero tampoco sabe demasiado de los procedimientos y la llegada de un relegado, es una figura que tampoco entiende muy bien. Así la diferencia entre un profesor que firma una carta en apoyo de un colega preso es llamada "terrorista" por sus coterráneos... algo que puede causar risa al verlo. Pero la diferencia lingüística entre lo que unos y otros llaman terrorista sólo se distingue entre los independientes y el Estado. Cuando nadie llama a un Estado completo que invade otros territorios, que posee organismos que fomentan golpes de estados y afixia economías no se les llama de igual modo.
Pero la belleza del lugar (que no se menciona pero es en Puerto Saavedra) va haciendo del profesor Orellana una persona distinta, de tanto hablar en las aulas se va perdiendo el sentido de la audición, pero acá en su exilio interno el profesor vuelve a sentir como el mar gime al besar la arena, como los pajaros acarician los árboles y como se sienten los habitantes del poblado que parecen ser libres, pero que en realidad son relegados que su firma la estampan en otros libros, con cadenas perpetuas por lo vivido sin que estos sean en forma necesaria crímenes contra alguién. Un anciano (Patricio Bunster) que parado en el muelle viaja con su imaginación a su España Republicana que lo exilió. Un buzo que con su escafandra se sumerge en busca del lugar en que se comunican los dos océanos que producen los maremotos, una bibliotecaria llamada Maite (Gloria Laso) que en un maremoto el mar le arrancó a su madre y a su hijo, y ahora cada día lucha contra ese pasado que se derruye con la marea, la humedad, el sol y el tiempo.
El Winnipeg de Neruda trae muy pequeña a Maite de las garras de Franco a Chile, a Ramiro le llama la atención que ella pese a vivir más de cincuenta años en Chile ella siga con su acento español tan marcado...
"Algo había que conservar, ¿no le parece? Primero perdimos la guerra en España,luego perdí a mi hombre hermoso y cobarde que me dejó un hijo y huyó, luego fue el maremoto y después... volvimos a perder..." le dice Maite a Ramiro, mientras la casa del pasado sigue iluminando un florero y un retrato que lucha contra el mar. Pero ¿qué vale la pena realmente para Ramiro?, es tanto lo sufrido y tanto lo perdido, que el encontrarse en ese mundo mágico en que el mar hace desaparecer, en que los hombres viajan con la mente o con escafandra buscando sus verdades... parece que el pueblo contiene solo malas ilusiones de un mundo triste.
Un mundo triste en el que los hombres bailan entre si, se abrazan al compás una música de lamentos y una visita del pasado que se queda en la frontera del pasado y el presente, una esposa que regresa del exilio europeo, un hijo que ya no recuerda el idioma y un camarada que ha actuado de padre putativo y al parecer... de esposo también... el agua es nuevamente la que domina ahora como la barrera de lo íntimo... un regreso sin abrazos, sólo gritos íntimos de desesperanza y amor... pero entre todo lo que olvido se encargado de destruir aparece un himno que aún queda en el inconciente de un hijo... así para Ramiro las cosas comienzan a tener más sentido en su relegamiento, ahora parece que el castigo se convierte en la oportunidad de nacer de nuevo, de creer y de crear, de buscar los mundos profundos bajo el mar. De encontrar el sabor del amor en otra boca, en fin la oportunidad de ser nuevamente Chile desde sus huesos y su carne.
Chile está lleno de fronteras desde la propia Cordillera de Los Andes, hasta el inmenso mar, el desierto árido y el hielo eterno, hay fronteras que lo hacen ser distinto de los soñado y lo vivido. En medio de tantas barreras, crecer se ha convertido en un desafío que vuelve mágico algunas historias personales. Ramiro tiene eso de estar en ninguna en parte dentro de tu propia casa y al momento de ser libre, no se sabe si en realidad te cambiaste de prisión o solamente tienes un espejo enfrente que te hace ver los lugares más amplios que la claustrofóbica realidad del angosto territorio. Cuando el país aún habitaba entre la frontera del horror de la dictadura y el comienzo de la democracia... El cine chileno tuvo en La Frontera de Ricardo Larraín, la película más real de la fantasía que sólo en ese extraño muno podía pasar.
Saludos a todos

Bonus Tracks

1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Película en Wikipedia
4.- Escenas escogidas para el blog

5.- Algo de la banda sonora de Jaime de Aguirre

TEMAFINAL.mp3 -
6.- Fotogramas
7.- Puerto Saavedra, Locación de La Frontera
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