La frustración de Obama

Publicado el 30 julio 2015 por María Bertoni

“Si se fija en la cantidad de americanos asesinados por el terrorismo desde el atentado del 11/9, la cifra es inferior a cien. Pero si se fija en la cantidad de muertos por armas de fuego, son decenas de miles”.

Barack Obama habló con la BBC antes de iniciar su gira por el este africano.

Barack Obama se refirió brevemente al problema de la violencia armada en su país al término de la entrevista que le concedió a la edición norteamericana de la BBC, antes de emprender su gira africana. La charla con Jon Sopel (aquí, la transcripción completa) se publicó el viernes pasado, el mismo día en que los medios occidentales reportaron otro tiroteo en una sala de cine, esta vez en Lafayette, Louisiana.

John Russell Houser mató a dos compatriotas, hirió a siete y luego se suicidó. Los administradores del sitio Gun Violence Archive ya incorporaron estos datos a las estadísticas anuales que publican en la home.

Según ese registro, en el transcurso de 2015 se produjeron 28.789 incidentes varios con armas de fuego, 1.074 disparos accidentales y 186 ataques masivos. En total murieron 7.380 personas y resultaron heridas 14.849. Entre las víctimas, hay 1.432 chicos cuyas edades oscilan entre los doce y diecisiete años, y 417 menores de once.

“Unfinished business” (algo así como “Asuntos inconclusos”) es el subtítulo que Sopel eligió para sintetizar el último tramo de la charla que giró en torno al “debe” de Obama, cuyo mandato concluye a fines de 2016. “¿Cuando deje la Casa Blanca quedarán asuntos sin terminar, sobre todo aquéllos relacionados con la cuestión racial y las armas?” preguntó el periodista.

“Seguro que sí”, contestó Obama antes de explayarse:

Mire, nunca existió la promesa de que las relaciones interraciales en Estados Unidos fueran a resolverse completamente durante mi Presidencia o la Presidencia de alguna otra persona. De hecho, ésta ha sido una amenaza permanente y una falla en la sociedad y en la política americanas desde su fundación.

Algunas de las preocupaciones recientes sobre represiones policiales y detenciones masivas son legítimas y merecen una atención intensa. Por otra parte, siento que estamos avanzando en estas cuestiones. Lo que quiero decir es que los niños que crecieron en mis ocho años de Presidencia tendrán una mirada diferente sobre las relaciones interraciales y sobre lo que es posible en este país.

Chicos negros, blancos, latinos. Estados Unidos está volviéndose más diverso, más tolerante porque los distintos grupos interactúan más. Seguirán surgiendo tensiones, pero fíjese en la generación de mi hija: su actitud hacia la cuestión racial difiere completamente de la actitud de mi generación. Y esto es para bien.

Usted me pregunta por el problema de las armas… Aquí es donde me siento más frustrado y donde encuentro más obstáculos. El hecho es que Estados Unidos es la única nación desarrollada que no tiene sentido común suficiente, que no tiene leyes sobre uso seguro de armas. Esto sucede aún cuando el país enfrenta masacres a repetición.

Y, sabe usted… Si se fija en la cantidad de americanos asesinados por el terrorismo desde el atentado del 11/9, la cifra es inferior a cien. Pero si se fija en la cantidad de muertos por armas de fuego, encontrará decenas de miles.

Para nosotros es angustiante no haber sabido resolver esto. Por eso no dejaré de darle vueltas al asunto en los dieciocho meses que todavía me quedan de mandato”.

Inspirado por la coincidencia entre la matanza de Lafayette y la publicación de las declaraciones de Obama, el diario The Independent de Inglaterra recordó en este artículo que en 1996 el gobierno australiano impuso controles estrictos a la tenencia de armas luego de la llamada “masacre de Port Arthur” que dejó un saldo de 35 muertos en Tasmania.

La nueva ley que prohibió escopetas y rifles semi-automáticos redujo sustancialmente la tenencia de armas y la cantidad de muertes por armas de fuego. Según este estudio que investigadores de la Universidad Nacional de Australia y de la Universidad  Wilfrid Laurier realizaron en 2010, la tasa de homicidios con arma de fuego bajó un 59 por ciento y la tasa de suicidios con arma de fuego descendió un 65 por ciento.

El trabajo académico también reveló que Australia registró trece matanzas con disparos entre 1979 y 1996. En cambio, no registró ninguna en la década posterior a la promulgación de la nueva ley.