En la
entrada anterior, comentábamos la tendencia histórica frecuente a
repetirse el esquemaMONARQUÍA REPÚBLICA IMPERIO
Como si
la humanidad tuviera que atravesar distintas fases de desarrollo, como ocurre
con las personas: infancia, juventud, madurez…Pasa a
veces que no se da el último escalón. Es lo que podemos llamar “la frustración del
imperio”.Por
razones internas o externas, algunas naciones no llegan a completar el esquema
citado porque no se da el último paso. Ello no se debe casi nunca a la falta de
intención o de voluntad por parte de sus gobernantes en completarlo, sino
porque hay razones internas o impuestas desde fuera que lo imposibilitan. Por ejemplo, el sueño de Bolívar de lograr una América Latina unida y fuerte para contrarrestar el poderío económico y militar de España y de los EEUU, de haberse logrado hubiera sido el tercer escalón, el "imperio" - dicho con todas las reservas, aunque eufemísticamente podría denominarse "confederación"- que vendría después de las dos fases anteriores, la de sometimiento a una monarquía extranjera, la española, y la constitución de repúblicas soberanas tras lograr la independencia.El
ejemplo más representativo para nosotros ocurre en España. Tras la monarquíade Alfonso XIII,
viene la Segunda República. Con la Guerra Civil sobreviene el ascenso
del general Franco. Nadie duda a estas alturas de que la suya era una ideología
de gestos grandilocuentes, desfiles y saludos al estilo de la Roma imperial y teñida
de referencias a la época gloriosa de los Reyes Católicos o de Felipe II. Tampoco extrañan a nadie aquellas frases pretenciosas ni los sueños expansionistas: “España es una unidad de destino
en lo universal” o “Por el imperio hacia Dios”. Pero la historia se
impuso desde fuera: la derrota de Hitler y Mussolini, sus aliados ideológicos, durante la guerra
mundial, marcó las nuevas reglas del juego que, en España, dejaría limitado su papel
internacional a simple sobreviviente en una realidad nada proclive a fascismos
expansivos y quedaría el IMPERIO convertido en simple DICTADURA. Ahora ya no
tocaba hablar de sueños imperiales sino aceptar el nuevo orden que venía
impuesto desde los EEUU.En
otros casos, cuando se completa el ciclo, tras el IMPERIO suele venir la
decadencia, generalmente en forma de crisis profunda tras la que nace una
realidad diferente. Sobre la decadencia de los imperios, ya es un clásico de la
historiografía la obra de Carlo M. Cipolla (*).Dos
ejemplos representativos para ilustrar esto: tras la caída del Imperio Romano,
los bárbaros se imponen en occidente. Relevo histórico en cuanto a
protagonismo y nacimiento de una nueva etapa
llamada Edad Media. El cambio es radical. En España, el declive del Imperio con los
Austrias viene acompañado por un relevo de potencias hegemónicas en
Europa, a partir de ahora las
protagonistas van a ser Francia e Inglaterra.Como
comenté en otra ocasión, los derrumbes son
inevitables, formarían parte de un ciclo, como la vida: las sociedades crecen,
se desarrollan, se hacen más complejas y sucumben víctimas de sus propias
dificultades por seguir creciendo y manteniendo sus estructuras. (*) La
decadencia económica de los imperios,
Carlo M. Cipolla. Madrid, Alianza 1973.