La frustración laboral

Por Andresubierna

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Un trabajador insatisfecho es un trabajador que experimenta una frustración, es decir, la sensación de que una barrera se interpone entre él y sus esperanzas y expectativas. Las consecuencias de las frustraciones laborales pueden incluir la negligencia profesional, o un sabotaje encubierto de la productividad empresarial, a veces difícil de descubrir. Esto es lo que afirma Michel Henric-Coll, en Las Falacias del Tecnomanagement, y continúa de la siguiente manera:

Pilar Jericó [en No miedo en la empresa y en la vida, Alienta editorial] cita un estudio realizado en Finlandia acerca de 22.000 profesionales, que muestra que la probabilidad de morir de un ataque del corazón se multiplica por cinco en los trabajadores que se han salvado de una reducción de plantilla. El incremento de tensión y las consecuencias de la incertidumbre serían, junto con el aumento de trabajo por haber menos personal, los principales responsables del incremento de riesgos.

"Los valores de justicia social, de solidaridad y de equidad, o los principios de la dignidad humana y la primacía del hombre sobre la economía resultan cada vez más transgredidos... La loca carrera por las cuotas de mercado y la competitividad para conseguir o retener clientes muestra de forma cada vez más patente la regresión social como instrumento de política económica al servicio de la competitividad". [Alain Euzéby en La organización internacional del trabajo en la tormenta de la mundialización. Le Monde, 5 de diciembre 2000]

Hubo una época en la que uno entraba a trabajar de joven en una empresa, y podía pronosticar jubilarse en la misma. Llegó la moda de la prejubilación, destinada a rebajar la media de edad de los trabajadores incentivando a los mayores a dejar el trabajo. Al cabo de unos años, se dieron cuenta de que aquello había sido probablemente un error. Por una parte, cuando se va una persona mayor de 45 años (es cuando uno empieza según la terminología oficial a ser trabajador de edad avanzada), también se va quién ha acumulado más conocimiento y experiencia, y en no pocos casos, se ha tenido que contratar como profesional externo a las mismas personas que se habían despedido como empleados. Ahora, en las grandes corporaciones y progresivamente en las empresas de menor tamaño, la permanencia de un trabajador en la empresa se acorta, la edad media sigue bajando porque se sustituye cada vez más pronto a los trabajadores.

"Lo que debería provocar la reflexión de las empresas, es que los jóvenes responsables dimiten cada vez más pronto. Un joven licenciado de cada tres deja su primer empleo en menos de dos años. Causando baja tan pronto, no dejan siquiera a las empresas el tiempo de rentabilizar su contratación. [...] No es que los jóvenes sean más vagos que antes, solo son lúcidos cada vez más temprano". [Alexandre de Isnards, Thomas Zuber. L'open space m'a tuer. Hachette.]

Los síntomas de burn-out llegan cada vez más pronto y la rotación de personal aumenta. ¿Durante cuánto tiempo el contratar a jóvenes ilusionados y agresivos podrá seguir compensando los costes de formación, preparación y adquisición de experiencia que representa estos altos índices de turn-over? ¿Acaso hemos entrado en la época del trabajador Kleenex, de usar y tirar?

¿Quién gana en eso?

Seleccionado por Andrés Ubierna