Título: La fuente de oro.Autor: Juan Pedro Cosano.Editorial: Espasa, 2016.Páginas: 600.
Resumen oficial.
Una sociedad tan opulenta como hermética. Un amor que desafió las convenciones. Un Downton Abbey a la española.
Jerez de la Frontera, años treinta: Juan Pedro Cosano, extraordinario conocedor de la ciudad, ofrece una novela con aliento épico y aires del melodrama más clásico. Sus protagonistas son el carismático Beltrán de la Cueva, heredero de una de las sagas de bodegueros más importantes, y Lele Gavilán, una muchacha de extracción humilde y extraordinaria belleza. Los dos jóvenes son víctimas de un flechazo que les arrastra a una pasión prohibida, a un destino que, atendiendo a su época, parece tener sus capítulos ya escritos: Beltrán puede permitirse tener una amante a la vez que está prometido con una aristócrata de rancia alcurnia, mientras que Lele está condenada a una vida de mantenida de lujo.
Sin embargo, de forma insospechada el curso de los acontecimientos dará un giro inesperado, movido por el viento a la historia y sus dramáticas circunstancias pero, sobre todo, por causa del carácter indomable y gentil de Lele.
Impresión personal.
La verdad es que esta vez el título de una novela, que fue lo que me llamó la atención de ésta, me ha hecho disfrutar de lo lindo de una historia preciosa y dura, de una ambientación estupenda y de unos personajes perfectamente creíbles en la época en la que se desarrolla la historia.
Si a esta crítica y polarizada situación social se le une la incertidumbre política, resultados contradictorios en las elecciones y la subida al poder de republicanos y partidos de izquierda, no es de extrañar que el ejército con Franco a la cabeza, dé su famoso golpe de Estado y nos meta en una Guerra Civil para que todo este estatus se mantenga y nada cambie para bien de las clases dominantes de la época. Todo este devenír histórico tan complejo, lo recrea perfectamente el autor en la novela. En muchas ocasiones, al comienzo de algunos capítulos para, posteriormente, continuar con la historia más directa de los personajes, lo cual ayuda mucho a la hora de situarte en el época histórica de que se trata con cambios que ocurren por meses, incluso.
Aparte de la historia, de la época y del lugar, el autor dibuja unos personajes contundentes. No importa si compartes o no lo que hacen en cada momento. Son fruto de su época. Pero no puedes dejar de identificarte con ellos, de sufrir con ellos y de desearles que al final el sentido común gane. Por un lado, tenemos a Beltrán de la Cueva, un joven rico que ha de abandonar sus estudios en Madrid, y con ello sus juergas y su vida ligera, para hacerse cargo de la bodega que preside su padre, Bodegas Beaumont, un negocio familiar de tíos, primos, cuñados, una familia que esconde más lados oscuros que los puramente empresariales. Beltrán consigue con información privilegiada, hacerse con la mayoría de las acciones de la bodega y veremos con el paso de los años cómo evoluciona desde ser un joven alocado y despreocupado a un empresario responsable e innovador que hace crecer el negocio aliándose con los Domeq (mediante boda), con las autoridades (financiando a las derechas) y con las fuerzas del orden (con comisiones por servicios prestados). Podremos o no estar de acuerdo con sus decisiones y sus tejemanejes, pero lo cierto es que en ese lugar y en esa época, pocas cosas diferentes puede hacer si quiere mantener su estatus y, sobre todo, mantener y hacer crecer el negocio familiar. Evidentemente, su ámbito de relaciones se centra en personajes de su misma clase social. Su mujer Sonsoles Domeq, un personaje tierno que acepta sumisamente, aunque no quiera, las convenciones destinadas a la mujeres de su época (crianza de hijos y cuidado de la familia y la casa. Casi como la Infanta en el siglo XXI). El secretario de Mola y el Comisario de Jerez, dos intrigantes que manejan a la perfección la información, una información clave que siempre tiene un precio en dinero o en vidas humanas. Maravillas, la prima de Beltrán, enamorada de éste, manipuladora y transgresora, aunque en la sombras, de las convenciones sociales.
No os cuento más. Sinceramente, La fuente de oro es un libro como el vino que destila, embriagador, embaucador y dulce. Cómo esos vinos que te dejan un excelente sabor de boca y cuya botella te sabe a poco. Me gustaría seguir sabiendo qué fue posteriormente de Beltrán y Lele, de la bodega, de sus familias. Una novela entrañable escrita con maestría por un autor al que seguiré la pista. No os la perdáis.