La Fuente del Cisne comenzó su andadura en 1886. En aquel año se quería realizar una fuente de adorno para los jardines de la plaza del Poniente. Es en ese año cuando se firman las trazas de la misma por parte de Gonzalo Bayón, dueño de una fundición, mientras el presupuesto es realizado por Francisco Sabadell, director de jardines. En noviembre de ese año, la prensa se hace eco del proyecto, asegurando haber visto los planos del mismo, en que habría un cisne con otras cuatro figuras que sostendrían otros cisnes.En enero se llevó a cabo la subasta de las obras, recayendo en Julián Quintana. La colocación empezó de manera inmediata, ya que en marzo se estaba trabajando. Antes de finalizar el mes se da cuenta de que las operaciones de labra de la piedra habían concluido, iniciándose la colocación. En los primeros días de mayo, el pilón estaba instalado. Desde un principio se destacó la velocidad con que avanzaban las obras, algo muy reseñable en el XIX.El 10 de junio se hizo funcionar la fuente, resultando satisfactorio el intento. Tan sólo quedaban algunos remates, tales como la pintura: la del cisne y su base, al natural, y el resto, de color bronce. Pero pocos meses después, la fuente tiene problemas, “es lástima que se haya estropeado”.Un año después se ejecutan obras en la fuente, ya que se anuncia que ya estaba arreglado el pilón. Pero los problemas se estaban cebando con la construcción, ya que en enero de 1889 se avisa de la conveniencia de solucionar las dificultades de funcionamiento que estaba padeciendo la Fuente del Cisne, de la que se decía que estaba mal construida, con numerosas grietas y, sobre todo, desnivelada.La situación era insostenible, y el arquitecto municipal declara inservible el pilón de la fuente. Propone, además, que sea trasladada al Campo Grande. El pleno aprueba el cambio, así como las 600 pesetas presupuestadas, siempre y cuando cubran todas las obras. Esto provocó un pequeño enfrentamiento, ya que mientras El Norte de Castilla aplaude la idea, La Crónica Mercantil piensa que hubiera sido mejor construir una nueva. No obstante, y a pesar de lo aprobado, nada se hizo durante algunos años.Será en 1892 cuando se lleve a efecto el traslado. En febrero se comenzó a desmontar de su antiguo emplazamiento y ya en abril los materiales estaban en una de las plazas formadas a la derecha del paseo del Príncipe, en el Campo Grande. Se insiste en que había que recordar lo sucedido con anterioridad y no economizar en el firme.En junio estaba prácticamente concluido el traslado, con modificación, por lo menos, del grupo central. A comienzos de julio se hacían las pruebas pertinentes con el agua, destacando que, en esta ocasión, la cimentación estaba en regla. Se añade, además, que el pilón también ha sufrido modificaciones, siendo más pequeño que el original. En agosto ya estaba concluida la obra, siendo visitada por un numeroso gentío, siendo efusivamente felicitado Sabadell.Por fin, en septiembre fue inaugurada, llamando la atención tanto el juego del agua como las sirenas, posiblemente demasiado veraces para la mente del XIX gracias al color carne dispuesto sobre ellas.En 1935 con motivo de la Feria Regional de Muestras se construyó la pérgola que hoy la rodea. Las sirenas fueron finalmente repintadas de color negro para evitar el “gran escándalo” que suscitaba entre las señoras.La fuente ha sido recientemente rehabilitada en 2012.-Fuente: El siglo en que cambió la ciudad. José Miguel Ortega del Río.