La antiguas Escuelas Pías, hoy Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, ocupa una gran manzana que rodean las calles de Farmacia, Hortaleza y Santa Brígida. Es precisamente en el cruce de estas dos últimas donde vive, con más pena que gloria, una misteriosa y discreta obra conocida como la Fuente de los Delfines, que antaño brilló mucho más, con otro nombre y otro aspecto.
Me ha sorprendido saber que su diseño original corresponde a Ventura Rodríguez. Uno de los arquitectos más brillantes de la época, autor en Madrid de edificios como el Palacio de Liria o la Iglesia de la Encarnación. Él ostentaba el cargo de Maestro Mayor de la Villa y de sus Fuentes y Viajes de Agua por lo que recibió el encargo de ‘adecentar’ una fuente que ya existía en ese mismo espacio mucho tiempo atrás y que aparece en el genial plano de Texeira, la Fuente de las Recogidas llamada así por estar junto al Convento de las Recogidas (o Arrepentidas).
(En la foto del plano, en la esquina de Santa Brígida vemos un pequeño cuadrado que nos indica la presencia de la fuente)
La obra de Ventura Rodriguez fue terminada, tal y como podemos leer en la parte superior en 1772, pero era radicalmente distinta a lo que hoy vemos. La fuente ocupaba un espacio mucho mayor y presentaba un diseño diferente, con cuatro caños y rematada en la parte superior con dos galápagos de piedra, por lo que se la conocía como la Fuente de los Galápagos. Costó algo más de 68.000 reales, era mucho más espectacular y llamativa que la que podemos observar hoy en día. Aquí os dejo una foto.
¿Y que pasó con ella? Pues resulta que con el aumento del tráfico de carruajes por la zona, la anterior fuente ocupaba mucha más superficie de suelo y los vehículos encontraban muchas dificultades para hacer el giro que va desde Santa Brígida a Hortaleza. ¿La solución? Construir una fuente con una base menor, siendo éste el motivo por el que a finales del Siglo XIX se sustituye el diseño anterior por uno mucho más discreto, en el que vemos a dos peces enlazados de piedra de Colmenar, de cuyas bocas salen dos caños, esculpidos en el interior de una concha.
Un rincón que, como todos, también guarda su historia de cambios y secretos. En donde por lo visto, la presencia de una fuente, viene de muchos siglos atrás. Con diferentes nombres o diseños, pero que siempre estuvo allí. Antes seguro que era un punto muy concurrido lleno de gente y de vida, ahora, sin embargo, desprende un aire melancólico y decaído. Parece que el tono gris que la envuelve se ha querido apoderar para siempre de ella.
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Fotos antiguas: La Plaza de la Villa