A veces me pasa que, aunque lea la explicación de un fenómeno, sigo sin entenderlo o explicármelo. No basta. La Gravedad siempre ha estado rodeada de un halo de misterio y de fe; no la vemos, pero creemos en ella. Si saltamos del décimo piso de un edificio, no sólo moriremos, sino que también nos daremos cuenta de que los súper héroes sí pueden vencerla. En la imaginación de los creadores de los cómics está la premisa que para vencerla hay que tener una fuerza sobre humana.
Pensemos también en los efectos especiales de las películas. Cuando un gigantesco dinosaurio se mueve demasiado rápido nuestro inconciente nos dice automáticamente que la imagen es poco creíble, porque a mayor masa (tamaño) las cosas parecen moverse en cámara lenta (en la película “Avatar” las gigantescas maquinarias de la mina de Pandora se mueven lentamente, lo que es un efecto especial bien logrado).
Dicen que Isaac Newton ha sido otro de los grandes genios de la humanidad.
La fuerza es mayor si los objetos están próximos, pero si se alejan, pierde intensidad. Einstein también se sintió “atraído” por el tema y desarrolló su Teoría General de la Relatividad. Según el genio de cerebro grande, la gravedad es una especie de efecto geométrico de la materia sobre el espacio-tiempo. Cuando cierta cantidad de materia (se exceptúan los fantasmas) ocupa una región del espacio-tiempo, hace que éste se deforme. Imagina que caminas en una cama elástica. Al poner un pie la cama se hunde. Al deformarse este espacio-tiempo, la trayectoria de la materia es desviada produciendo su aceleración.
¿Se están preguntando lo mismo que yo?, ¿Qué es lo que nos atrae?. Estamos atraídos al centro de la Tierra, tal como los planetas son atraídos por el sol (para que sea más fácil de entender). Sigamos. Es el tamaño de la tierra (enorme en comparación al nuestro) el que genera que nos sintamos atraídos al centro de su masa, porque en el centro es mayor la fuerza, simplemente, por un tema de distancia. Otro ejemplo práctico. Todos hemos visto los espectaculares despegues de los transbordadores espaciales. Sólo para despegarse del suelo, necesitan quemar miles y miles de litros de combustible. Con ello logran la velocidad suficiente para poder salir de la atmósfera. Pasando ese límite (alejándose del centro de gravedad) son capaces de flotar, aunque pesen miles de toneladas. Si el tamaño del planeta Tierra fuera mucho menor, la atracción sería completamente distinta.
Para vencer la Fuerza de Gravedad hay que tener una fuerza sobre humana. Por lo menos eso pensaban los creadores de los legendarios personajes de los comics.
El Transbordador Espacial, apodado el Ladrillo en sus descensos, necesita de una gran cantidad de combustible para salir de la atmósfera y vencer la fuerza de gravedad. pero una vez fuera, flota como si nada.