Sin ir más lejos en España se crean 500 nuevos sitios con contenido pornográfico infantil, el 93% de los jóvenes pertenecen a una red social, hay un 7% de posibilidades de que un menor reciba propuestas de un extraño, el 51% de los adolescentes se conecta diariamente a Internet, más de la mitad de los padres no saben cómo funcionan las redes sociales, España y México son los países con más posibilidades de generar archivos con contenido pornográfico y no sigo.
¿Somos la coña de avanzados en este tipo de Tecnologías del Conocimiento e Información (TIC)? No, somos un desastre. Entre países diferentes en la UE y comunidades autónomas "independientes" no hay manera de poner en marcha algo que sea común para todos. Yo aporto mi grano de arena en lo que puedo pero las perspectivas no son halagüeñas. Mientras la pornografía infantil y el ciberacoso, antiguas formas de abusos de menores, seguirán creciendo y adaptándose a este entorno tecnológico que, a su vez, trascienden al mundo físico en forma de delitos.
Aunque no entre directamente en este campo, un día plantearé el tema del celibato en la iglesia de mayor implantación en en nuestro país y que los sacerdotes sean sólo hombres. Parecen situaciones ancladas en el pasado sin ningún atisbo de adaptación al siglo XXI y sin justificación alguna.