La Fundadora, una de las Primeras Haciendas Cafetaleras de Nicaragua
Por Taniatrejos1
@TaniaTrejos
Invitada por Gema Valdivia, quien es la coordinadora del Eco Albergue "Entre Brisas y Encantos", localizado en la comunidad La Fundadora, departamento de Jinotega, el pasado mes de abril tuve el placer de conocer este rinconcito de Nicaragua y hoy lo quiero compartir con todos ustedes.
Así que el día de mi viaje me dirigí al Mercado Mayoreo (acá en Managua) y tomé la decisión de irme por Matagalpa (porque hay dos formas de llegar a La Fundadora, una es vía Matagalpa y la otra vía Jinotega) además era el bus que estaba saliendo más rápido. Existen dos tipos de buses interlocales en Nicaragua: los famosos "ruteados" que son los que se van deteniendo a cada rato para montar gente y los expresos que en todo el viaje se detienen máximo 3 veces en todo el viaje y con ello también se diferencia el costo de su pasaje. El ruteado a Matagalpa cuesta 55 córdobas, el expreso vale 72 córdobas. EL ruteado Managua-Matagalpa dilata 3 horas, el Expreso dos horas con diez minutos en llegar. Llegué a Matagalpa, el bus me dejó en la Cotran Sur así que tomé un taxi (cuesta C$10 córdobas por persona) que me llevase al Mercado Guanuca, donde tomaría el bus que va hacia la Comunidad de "Las Nubes", este bus tiene dos horarios por la tarde, el primero sale a la 1:10 pm y el segundo y último a las 2:10 pm. El viaje desde Matagalpa a la comunidad La Fundadora tiene un costo de C$15 córdobas por persona.
Desde que se llega a Matagalpa se siente el cambio drástico de temperatura con respecto a Managua, mientras iba rumbo a la comunidad observo por la venta la maravillosa flora propia de esta zona del país, los pinos y ciprés por todos lados, los cafetales a ambos lados de la carretera, las espesas montañas que invitan a descubrirlas, sus hermosas mujeres de cabellos largo y tez trigueña, sus campesinos honrosos de ser quienes con sus cosechas proveen el alimento para gran parte de la nación. Y luego de una hora de viaje, llegué a La Fundadora, ubicada al pie de la Reserva Natural Datanlí-El Diablo. La Fundadora ha sido una de las haciendas de café más grandes e históricas de Nicaragua. Entre quienes fueron sus dueños se encuentran el Inglés Charles Potter y después Somoza (desde 1939 hasta 1979), después pasó a formar parte del Estado y ya por último en el 2001 la cooperativa "La Reforma" conformada por 55 asociados (hijos de antiguos trabajadores de la hacienda cuando estuvo en manos de Somoza). Con el apoyo de la ong La Cuculmeca construyeron el eco albergue para desarrollar y diversificar el desarrollo económico local junto a la sostenibilidad del turismo rural comunitario. El eco albergue está ubicado en un lugar estratégico desde el cual podemos tener unas hermosas vistas panorámicas de todo alrededor y dejarnos abrazar por los atardeceres que se esfuman tras las montañas. El eco albergue cuenta con 5 cabañas (sencillas, matrimoniales y dobles), tienen un costo de ocupación: $15 dólares por 1 persona, $20 dólares 2 personas y $25 dólares 3 personas (incluye sabanas, toallas y agua caliente en la ducha). Quienes no les importa compartir cuarto con personas desconocidas pueden quedarse en el cuarto compartido (baño compartido igual) por $6 dólares por persona. Y quienes tienen la palabra aventura como lema de vida, pueden acampar por $4 dólares. Las comidas no están incluidas en el valor del hospedaje, pero esto no quiere decir que su costo no esté al alcance de nuestros bolsillos; el desayuno cuesta $2.50 dólares y almuerzo/cena tienen un costo de $3 dólares cada uno.Ya instalada en mi cabaña sin dejar la cámara en ningún momento, decido caminar por uno de los senderos auto guiados muy bien señalizados, para así entrar en contacto directo con la naturaleza. Ya en esos momentos comienzo a sentir el descenso de temperatura y mi cuerpo lo agradece, porque luego de pasar todos los días en 33 grados o más a estar en 22 grados, es simplemente delicioso. Debo de hacer mención que en esta zona de Jinotega no hay señal de ninguna empresa de telefonía móvil, por lo que la desconexión con el mundo real y el cibernetico es un hecho. Pueden llevar sus celulares como cámara ;)A partir de las seis de la tarde empiezan a servir la cena y yo no pierdo mucho tiempo, regreso a la cabaña me pongo mi suéter y salgo rumbo al comedor. El clima estaba tan rico que me dormí a las 7:30 de la noche. Al día siguiente luego de haberme despertado y levantado solo para tomarle una foto al amanecer y volverme a dormir y darme cuenta que dormí aproximadamente doce horas, me preparé para lo que sería mi gran día, desayune y ahí conocí a quienes serían mis compañeros de viaje, una hermosa pareja conformada por una nicaragüense y un inglés. Luego de desayunar nos indicaron las actividades que realizaríamos a lo largo del día; tour a caballo, tour de la comunidad y el tour del café. En ese momento Gema nos presenta a don Agustín, quien sería nuestro guía local a lo largo de todos los recorridos.
Comenzamos con una cabalgata para conocer la comunidad, su cultura y parte de su historia. Yo tenía un buen tiempo sin montar a caballo, pero esto no fue impedimento para que yo gozara el recorrido y aunque me tocó el caballo más brioso (intento botarme dos veces ajajajajajaja) le demostré, pero principalmente me demostré a mi misma que yo soy la única que puede permitirse vencer sus miedos.Y así seguimos cabalgando y llegamos a una loma bien alta, desde donde pudimos observar en todas las direcciones y sorprendernos por cuan diferente y similar puede ser el trato a la madre tierra. Regresamos a la comunidad y dejamos a nuestros caballos en una casa y así emprendimos nuestra caminata para realizar el tour de la comunidad. Llegamos al antiguo beneficio de café, bajamos algunas gradas y nos encontramos con el Salto La Mocuana, ahí se encontraban bañándose en las frías aguas un grupo de niños quienes parecían no sentir las bajas temperaturas.
Volvimos al camino y encontramos los cimientos de la casa-hacienda de Somoza, la cual contaba hasta con una piscina que se llenaba con las aguas de uno de los ríos que pasaba por esa zona. Seguimos caminando y encontramos estos hermosos pinares.
Luego de un tiempo caminando llegamos a la casa de don Agustín, nos presentó a su familia y nos invitó a recorrer su terreno, una pequeña finca de dos manzanas, las cuales ha diversificado y empleado buenas prácticas agrícolas, así que ahí comenzaba nuestro tour del café. Don Agustín nos contó que hay una gran variedad de especies de café y que en Nicaragua aproximadamente hay unas 15 de ellas, donde varia su color, olor, sabor, altura donde se debe de sembrar y por supuesto, el costo del mismo. Comenzamos viendo el semillero, donde pone a reventar las semillas escogidas de la cosecha anterior, nos explicó que los mejores brotes son aquellos donde su raíz central va recta.
Luego de cierta cantidad de días (depende de la variedad) las plantas que nacieron las pasan a sus bolsas individuales (para que agarren "fuerza") y poderlas trasplantar a lo seguro, luego de que las han abonado y han combatido las plagas, las siembran ya en tierra firme. En un período de tres años estará produciendo su primera cosecha. Nosotros llegamos en tiempo de floración, así que pudimos disfrutar de conocerlas y además de ver algunos frutos de café de la cosecha anterior aún en algunas plantas. Recorrimos todo el terreno y vimos la variedad de plantas que posee; plátanos, guayabas, frijoles, chayotes, árboles de canela (yo mordí una hoja), pinos, calala (maracuya), hierbabuena, culantro y hermosas rosas.También tenía cerdos, gallinas y gallos.
Después de haber hecho el recorrido completo a la propiedad, don Agustín nos enseñó cómo "aporrear" las matas de frijoles para que los soltaran y a continuación comimos frijoles recién cocidos con ayote (todo cultivado en la propiedad de don Agustín), una delicia!
Ya con la camita de frijoles en el estómago, se nos enseñó cómo artesanalmente en este mortero con suaves pero firmes golpes se le despoja al fruto seco del café su cáscara, luego de esto se tuesta hasta que tiene un color marrón muy fuerte y en una piedra de moler (con su mano) trituramos las semillas de la forma que queramos nosotros (desde lo muy fino hasta lo bastante grueso). Y llegamos al punto final, la degustación. Yo no soy una gran conocedora del café, pero este que bebí se distinguió por su dulce olor, pero fuerte sabor. Una combinación poderosisima.
Y así llegó el final de nuestros tours, volvimos por nuestro caballos y regresamos todos muy contentos al eco albergue. Recibimos el atardecer, cenamos y nos preparamos para el día siguiente volver a nuestras casas.