Se podría decir que la gallina es uno de los animales más cotizados y apreciados por la población mundial. A lo largo y ancho del planeta son numerosas las familias que disponen de gallinas y gallos en sus casas, debido a dos hechos concretos, la producción de huevos y el uso de su carne para alimentación.
A pesar de ello, estas aves tan peculiares (por citar algún ejemplo, como todo el mundo sabe, son aves que no pueden volar), han sido consideradas a lo largo de la historia, y hoy en día lo siguen siendo por muchos, como un animal de segunda, un animal tonto, que solo sabe comer y poner huevos. Un ejemplar que se alimenta de la basura orgánica que sobra en las casas. Y esto último es cierto debido a que siglos atrás las personas alimentaban a estas aves con los restos de comida de los hogares. Por ello, han desarrollado un sistema digestivo tan fuerte que no les afecta absolutamente nada. Como anécdota os puedo contar que en una ocasión, yo tengo gallinas en casa, estaba limpiando la parte de fuera con agua y lejía, y la eché sin darme cuenta, en el corral. Pues bien, las gallinas se la bebieron y ni se inmutaron, como si bebiesen agua de lluvia. Yo me quede asombrado.
Por otro lado, y aunque son tratados como animales de segunda, por lo menos en España existe una gran afición a la avicultura. Y es que en este punto cabe desarrollar una división entre gallinas ponedoras sin más ( de las que hemos hablado en el párrafo anterior) y gallinas de raza. Estas últimas mueven mucho dinero en España todos los años. Mucha gente se dedica a criar y mejorar gallinas de raza ( hay que decir que la mayoría se dedican por hobby y que en casi todos los casos no cubren ni los gastos de mantenimiento de los animales). Se llevan a cabo infinidad de exposiciones y concursos y algunos de estos ejemplares pueden llegar a costar muchos euros. Aunque, claro está, el precio depende de lo que uno quiera pedir y otro quiera dar.
En definitiva, el mundo de las gallinas es un mundo muy amplio con gustos para todos, y donde puedes encontrar desde gallinas muy ponedoras por 5 euros hasta ejemplares de raza de más de 1000 euros. En la variedad está el gusto, y en este caso variedad hay para aburrir.