Años luz, estamos los que provenimos de una ciudad y vivimos en una aldea, en saber que es lo que significa el enunciado de este artículo "la generosidad de las gentes de pueblo"
Los de ciudad sólo damos cuando nos conviene y nos interesa dar y damos lo que nos sobra a quien nos interesa.
En cambio ellos, dios mío, es grandioso pensar en ellos, no sé por qué son así pero puedo imaginarlo, ellos te dan todo lo que tienen orgullosos de que lo aceptes como ofrenda, compartir su alegría y felicidad contigo, miembro de su familia, de su tierras, de su vida.
Ellos te regalan todo lo tienen por poco que sea, como puede ser verdura, patatas, huevos, pollos, conejos, pavos, kiwis, todo lo que tengan y les da la madre tierra, te lo dan como una ofrenda, felices de compartirlo contigo, orgullosos de sus tesoros que saben lo que la gente de ciudad apreciamos.
Gentes de buen corazón, aldeanos que no esperan recibir nada a cambio, que siguen manteniendo el lazo con la tierra y que son como antes eramos todos los que viviamos en este planeta.
Gentes de apariencia humilde y pobre que no tienen más, pero que no se nos olvide: por que no necesitan tenerlo, pero en cambio son ricos, mucho más ricos que todos nosostros porque conservan un gran tesoro, los alimentos que todos necesitamos para vivir recibidos como premio a el respeto por la madre tierra.
Sus hijos se sientan a la mesa para reir y ayudar a los padres, compartiendo la vida de esfuerzo de sus progénitores, compartiendo las alegrías y las penas , el trabajo del sacrificio de la vida y como recompensa una familia, sana y unida......¡ya les gustaría a muchos ciudadanos conservar una familia así!!!!
No puedo salir de mi asombro cuando observo las gentes de aldea, esos hombres que viven como antes del esfuerzo y el trabajo en plena conexión con la madre tierra, que todo lo que tienen te lo ofrecen, allí nadie pasa hambre ni frio, conocen lo que hacen otros hombres pero no entran al trapo del consumo desproporcionado del hombre moderno.
Utrella!!!