Algunos filósofos de época, mejor conocidos como presocráticos, decidieron fragmentar esa forma de concebir el origen del mundo y sus causas naturales como si fueran de origen divino y comenzaron a pensar en el origen del mundo a partir del mundo mismo y su composición, por lo tanto, emprendieron la observación del entorno a partir de logos y así sustituir a mythos. El pensamiento que antecede al presocrático se le denomina prefilosófico.Para los presocráticos, la respuesta a las cosas estaba en la naturaleza y en lo concebible, no en figuras de las que no se podía tener certeza de existencia. A pesar de despojar a la cosmovisión griega que de su carácter mítico, "reivindicaron" la existencia de lo divino mediante el arché, cada uno buscó un principio que lograra conciliar lo que sucedía aquí en la tierra y su idea de mundo a partir de principios razonables. El pensamiento de los presocráticos podría decirse que es científico -o mejor dicho, "pseudocientífico-, pero también es verdad que en un amplio margen sus conclusiones fueron en alto grado especulativas1. A diferencia de éstos, los poetas de aquel momento amparaban sus letras tras los mitos, respondían a la humanidad griega con situaciones extraterrenales. En este punto, cabe resaltar aspectos epistemológicos dentro de la filosofía y separar estos escritos del pensamiento presocrático, pues más que teorías guiadas por la razón, son teología. Arostegui en “El pensamiento prefilosófico de los griegos” dice que las fuentes principales del pensamiento prefilosófico puede reducirse a dos: el conjunto de normas y costumbres por las cuales se regía la vida de los griegos (ethos), y las creencias religiosas que han sido recogidas en las sectas y en los relatos míticos de los poetas (mythos).Algunos presocráticos como por ejemplo Anaximandro despojaron al ser humano de su continuidad, es decir, alegaban la existencia de alguna sustancia que era el motor de todo o era inmortal, Gomperz expone que “lo único que él considera divino” es la sustancia sin principio y llena de energía, sólo ella es mortal y no envejece”. Cuando se dice “continuidad”, es porque en la literatura griega se acostumbra bajar a los dioses a la tierra lo que forma una idea de materia inmortal, en contraposición, algunos presocráticos anulaban esa idea y alegaban esa cualidad a la parte intrínseca de los humanos, la sustancia. Varios de los exponentes de la literatura griega (es importante aclarar que no debe confundirse a ésta con la prefilosofía, una cosa es que en la poesía hayan elementos que consideremos antecedentes filosóficos y otra cosa es que consideremos a la poesía, en cuanto tal, una pre-filosofía) como Hesiodo conceden sin argumento alguno la facultad de las deidades sobre los designios de la tierra: “Al surgir las Pléyades descendientes de Atlas, empieza la siega; y la labranza, cuando se oculten. ” (fragmento de “Los trabajos y los días” de Hesiodo)En este fragmento se observa claramente el origen a una manifestación natural como lo es la siega derivado gracias al designio de las deidades, en el resto de este texto se desprende una serie de hechos que también han de rendirse a la divinidad a partir de la minimización del hombre. Éste último actúa como responsable de lo que le es concedido por los dioses. Sin embargo, en este punto, los presocráticos desarrollaron una actitud crítica, es decir, para ellos un fenómeno natural no era causa de los hombres ni consecuencia del comportamiento del hombre, al contrario, eran ciclos naturales y era la naturaleza ahora la fuerza motriz que irradiaba la causa de cada fenómeno.
Hesíodo
Hesíodo representa el paso de la épica a la lírica, un estilo poético de gran riqueza en temas que van desde la política hasta la vejez. En la lírica –y en Hesíodo- hay rasgos impresionantes de modernidad: los sucesos no dependen sólo de los dioses, sino son consecuencia de los actos humanos. Hesiodo dice: “No lo dejes para mañana ni pasado mañana; pues el negligente no llena su granero ni tampoco el moros. El cuidado favorece la labor; y el holgazán siempre está luchando con la ruina” ¿No está más próxima esta postura a la nueva racionalidad que adviene con los presocráticos? También Minnermo ironiza sobe el capricho de los dioses que dan éxito al que obra mal y desventura al que obra bien. Ya antes de la aparición de los presocráticos, los poetas plantearon problemas propios de la teodicea.Hay un poema de Solón de Atenas, donde se le atribuye a las Moiras el poder de controlar los designios la vida humana, ellas son las causas de todo y despoja al humano de su humanidad y lo trasciende a planos de fragilidad. Ante esto, los presocráticos exponen una visión más “cuadrada”, es natural envejecer, la cuestión es ahora ¿la sustancia, el espíritu? ¿ qué sucede con eso?Ahora bien, los poemas de Solón, Hesiodo y de Mimnermo poseen un poderoso contenido mitológico que los asigna a una posición disyuntiva del pensamiento analítico de los presocráticos. En cuanto a poetas como Píndaro y Teognis ya se puede asumir una especie de indicios más racionales que va en pro de la naturaleza misma ya que despoja a las deidades de su poder.Por ejemplo, Teognis de Megara, dice: “pues no es designio de los dioses los hombres la juventud dos veces gocen, ni la muerte esquiven.” La poesía está marcada por un profundo acento de nostalgia. La vejez echa en cara al poeta el destino trágico del hombre. El tiempo pasa como una rueda, las cosas cambian, fluyen… ¿Por qué no permanecerán? Es un anticipo del problema del movimiento. Del por qué las cosas cambian y no persisten… ¿O no cambian, y todo es apariencia? Pareciera que la única realidad que vale la pena vivir es la presente.Hay un despoje literal y asertivo de los dioses para complacer al pensamiento racional. Sin embargo, Megara nunca hace alusión a alguna sustancia o espíritu que prolongue lo intangible.Por otra parte, Píndaro recuerda y recalca la mortalidad del ser humano y alude a un destino que no es designado por ninguna deidad, en estructura poética alude al dicho de Mefístofeles y a lo que posteriormente es considerado y planteado por Anaximandro, “todo lo que existe merece la condena perecer” (Gomperz, 2000:96)El pensamiento prefilosófico alimentó de gran manera la necesidad de refutar la existencia presente en sus sucesores, afirmó la necesidad de buscar la verdad a partir de un análisis epistemológico justificable, es válido anunciar que algunos de estos exponentes prefilosóficos auguraban la incipiente filosofía de la naturaleza. La poesía posibilita la subjetividad, y no es difícil pasar de la subjetividad a la pregunta; de la inspiración al yo. En los inicios los poetas hablan en nombre de la musa; son mediadores arrebatados por una palabra que no les pertenece. Paulatinamente el poeta comienza a hablar en nombre propio y de lo que es propio: habla de sus sentimientos; habla de lo que experimenta interiormente; de su percepción del mundo y de la sociedad; de la existencia misma; de lo absurdo de la vida; de la inevitabilidad de la muerte; de las consecuencias prácticas de una vida llevada con decoro… Es una confirmación del propio pensar; de la auto-afirmación. Esta capacidad de tener una opinión está en la base de la discusión, del disenso, notas propia de la cultura griega y de su pensamiento.
1Debe aclararse que autores como Gomperz, por ejemplo, escriben desde una perspectiva positivista y la empresa permanente de su obra es exaltar el espíritu de los presocráticos que se eleva sobre las creencias atávicas de los griegos.Referencias bibliográficas: -Gomperz (2000) Pensadores griegos. Tomo 1. Barcelona, España: Ed. Herder.-Arostegui (1978) El pensamiento prefilosófico de los griegos.-Wilhem Nestlé. (2010) Historia del espíritu griego. Editorial Ariel