Nadie como Manuel Vázquez Montalbán, catalán de pura cepa y fanático del Barça, entendió el ADN culé. Y así lo retrató en su libro Fútbol, un Dios en busca de una religión: “Todos los públicos normales y corrientes utilizan a su equipo como médium en el juego espiritista de trabar relación con la victoria o la derrota. El Barcelona también actúa como médium. Pero me atrevería a decir que, después del contacto espiritista con la victoria o la derrota, queda un ulterior contacto, tan sutil que permanece en el nivel del presentimiento, pero sin duda evidente para cualquiera que haya estado en Cataluña no sólo de paso. El médium estable contacto, nada más y nada menos, que con la propia historia del pueblo catalán”.