La gente se hartará

Por Revistaletralibre

Por Antonio Costa Gómez

Puedes abrir una puerta en dos segundos con una llave. Pero tienes que usar una tarjeta, una célula fotoeléctrica, un programa de ordenador, qué sé yo. A veces funcionan, a veces no. Solo por demostrar que somos muy técnicos. Que estamos en el último grito. ¿No te hartas de eso?

Cuando llamas a un sitio no te sale una persona viva con la que puedas comunicarte, interactuar. Te sale una máquina repetitiva y muerta, que no se sale de su programa. Y te dice: opción 1, opción 2. ¿No te hartas de eso?

Puedes hablar con alguien que tienes al lado, mirar una plaza muy bella, atender una música de Chopin que está sonando. Pero hay que atender un teléfono móvil, eliminar el mundo entero para escuchar a un ectoplasma a lo lejos. ¿No te hartas de eso?

Mecanizan toda tu vida, lo automatizan todo. Quieres un poco de lo inesperado, de sorpresa, de romanticismo, de qué sé yo. No quieres el chirrido metálico del artilugio, quieres la carne, no quieres el pitido, quieres el sonido cálido de tu amante. No es la tecnología sino el empacho de tecnología. La cursilería de la tecnología. ¿No te hartas de eso?

No quieres que te compliquen todo lo sencillo, te plastifiquen lo carnoso, te evaporen lo concreto, te matan lo vivo. ¿No te hartas de eso?

¿No te hartas de tener técnica y no inspiración, de morrear con metales y no con bocas, de coger el móvil en lugar de llegar al orgasmo?

Miras escenas kafkianas de nuestro tiempo. Cuatro muchachas en la terraza de un bar de Salamanca seguramente son amigas, pero no se dicen nada, porque cada una está mirando su móvil.

Una puerta tonta se abre mecánicamente porque alguien pasa cerca, aunque no quiere entrar. Una alarma suena toda la mañana, aunque no ocurre nada malo, porque la acciona una máquina que no entera de nada y no una persona.

Un restaurante te manda enfocar una mancha fea y sin rostro para ver el menú en la pantalla diminuta de un móvil. En lugar de ofrecértela con toda comodidad como siempre en un papel. Un niño llora en su silla desconsolado, pero su padre no se entera porque está todo el día mirando el móvil.

Un tipo choca contigo porque solo mira su móvil, y camina por la calle tan sordo como los zombies de “The walking dead”. Una cola para enseñar los billetes se paraliza porque un listillo ha enseñado el móvil, y hay que mirarlo, y hay que ver si se muestra bien, y hay que ver si hay cobertura, y hay que…Cuando enseñando el papelito de siempre acabaría en un segundo. Una tipa paga una chocolatina con la tarjeta de crédito y hay que mirar si la tarjeta pasa, si la aceptan, si sale el informe, etc, etc ¿No te hartas de eso?

¿No volverán las personas, no volverá lo humano? ¿No volverá la vida? ¿No vendrá un libro sin programar y una brizna de hierba no diseñada? ¿No volverán los caballos de Faulkner o de Franz Marc? ¿Y las patatas tan humanas de van Gogh?

¿No te hartas de todo eso? ¿No te hartas de tanto papanatismo? ¿De hacer tantas cosas absurdas solo enriquecer a los listillos que te las venden sin fin? ¿Y que te convencen de que son indispensables, de que estás en la Edad de Piedra si no las compras? ¿No te harta tanto agobio tecnológico?