La gente y el Facebook

Publicado el 30 septiembre 2015 por Lya
El personal está muy solo, tiene, en general, poca inteligencia emocional y lleva una vida de mierda que no sabe como llenar porque, entre otras cosas, su mundo es reducido y escasito en lo tocante a libros, educación y cultura.
Este es mi análisis sobre la utilidad que le dan muchos a Facebook. Para que dar rodeos, si se puede ir al grano. 
Que tú puedes creer que me interesan mucho las tropecientas fotografías de tus vacaciones pero yo lo único que pienso al verlas es que te van a robar en casa porque le estás gritando al mundo que te has ido diez días a ponerte ciego a mojitos a la orilla del mar. Seré yo que soy una siesa, lo sé, pero es lo que me sale. 
Y si las cuelgas a la vuelta, que lo hacen muchos, sigue sin emocionarme especialmente verte las lorzas y las vergüenzas despatarrás al sol y rojas como un cangrejo. Que no tenéis piedad. 
Luego están aquellos que entran en la categoría de filosóficos y lanzan mensajes intrigantes para tener a su club de fans ahí, al retortero, preguntando qué pasa, mandando ánimos o enhorabuenas (según se tercie) y haciendo al interfecto casito, que es lo que busca, a fin de cuentas. 
Porque luego todos estos que usan Facebook de este modo, tienen su club de fans. Siempre hay quien está peor que tú y los vampiros emocionales que pueblan ese inframundo de lloricas y quejosos lo saben bien. Siempre vas a tener una prima en el pueblo que tiene una vida más plana que Castellón de la ídem y vive y se alimenta de tus historias, que cree emocionantes y estilosas. Y tú, que básicamente eres igual que la otra, te dejas querer, sientiéndote el rey o la reina del mambo porque hay una pobre desgraciada que te admira. O que admira, mejor dicho, las mentiras que te cuentas a ti y a todos los demás sobre tu propia vida. 
No sé si me explico. 
Que es que me tienen hasta el moño.