Alice Peña
Cuando en el 2007 nuestro Presidente Hugo Chávez Frías nos hablaba de la necesidad de tener una mirada más profunda de la territorialidad y su vinculación con el ser humano afirmaba: “la geografía es mucho más que las montañas, que los ríos. La geografía somos nosotros, incidimos sobre ella y ella incide sobre nosotros; tiene un peso muy grande en las relaciones económicas y políticas”. Ese espacio que llamamos geografía está vinculado con los modos de producción históricos que hace necesario revisarlos hoy a la luz de las necesidades, intereses y expectativas de la población venezolana para dar respuestas idóneas y pertinentes sin menoscabo del sentido de unidad cultural y regional.En esa tarea que le corresponde a cada venezolano de reflexionar las propuestas emanadas por el presidente, observaba entonces el Estado Miranda y su complejidad en materia de gobierno político, social, económico y cultural. Encontramos cuatro modos geográficos/humanos distintos: la zona norte (Guaicaipuro, Carrizal, Los Salias, Baruta, El Hatillo, Chacao y Sucre,); zona este (Brión, Buroz, Páez, Andrés Bello, Pedro Gual; zona sur (Cristóbal Rojas, Urdaneta, Lander, Paz Castillo, Independencia, Simón Bolívar) y zona nor-este central (Plaza, Zamora, Acevedo). Identificadas estas por ser una montañosa, otra costera, otra más rural y las cuatros con grandes aglomeraciones y en creciente urbanismo. Sabemos que su ordenamiento responde a un legado histórico donde las ciudades se fueron construyendo sin planificación y sin prever a largo plazo servicios que permitieran calidad de vida a todos sus ciudadanos sin distinción de clase económica donde los abismos entre riqueza y pobreza son notorios y escandalosos.
A modo de visualizar parte de la realidad de Miranda tenemos que hoy es una extensión de Caracas, pues el trabajo de gran parte de los mirandinos lo hallan en la capital y sus hogares y viviendas se encuentran en Miranda. Esto genera un problema de movilización diaria (tiempo y costo económico) y que no sólo debe ser enfrentado con soluciones ferroviarias, que si bien son útiles e indispensables en este momento y como se viene haciendo, es necesario políticas y planes para generar trabajo y centros educativos que favorezca la capacidad cultural y productiva en las más importantes ciudades como Guatire, Guarenas, Santa Teresa del Tuy, Charallave, Valles del Tuy, Barlovento, entre otras caracterizadas por ser ciudades de altas concentraciones humanas. Si queremos hacer justicia y reducir las inequidades sociales en estos centros poblados de hombres y mujeres que con esperanza votaron por Elías Jaua, el Estado nacional debe asumir un compromiso que se materialice en acciones productivas desde las comunidades y donde el ciudadano se le garantice una mejora en las condiciones de vida, independientemente no se haya ganado la gobernación.
Por ejemplo, la geografía mirandina permite la producción agrícola y pesquera gracias a la tierra fértil existente y sus costas marítimas haciendo ciudades armonizadas con la vida campesina y del mar, que permita a su vez empresas agro-turísticas que sirvan para el descanso y la recreación de los ciudadanos localizados en Caracas. Necesitamos ciudadanos humanizados con ciudades más humanizantes. Pero para ello hay que estimular el sentido de la capacidad creadora y productiva desde la escuela y en las universidades, así como de un turismo diferente basado en el respeto y al cuidado de la madre tierra.
En mi opinión los gobiernos regionales y municipales conjuntamente con sus comunidades no se han planteado de veras una solución a corto, mediano y largo plazo y comenzar un debate colectivo sobre los problemas que viven a diario y la formulación de alternativas y soluciones en el marco del protagonismo corresponsable y revolucionaria.
Así como es necesario este debate y ejercicio participativo, también el Estado nacional debe repensar diversos aspectos que podrían contribuir en una nueva geometría del poder, producción del espacio y poder popular del Estado Miranda a favor de sus ciudadanos, en este sentido, hago las siguientes preguntas para generar un debate:
¿Cuántas instituciones nacionales como ministerios e organismos públicos podrían ser trasladadas a estas ciudades vinculadas con la realidad productiva geográfica y la posibilidad de generar empleo en las ciudades dormitorios, evitando así la movilización diaria y la posibilidad de mayor tiempo en familia?
¿Cuántas familias se trasladarían de la capital a las regiones solo por el hecho del traslado de una institución? ¿No resulta extraño ver empresas del Estado vinculadas la producción agrícola y pesquera que están en las principales avenidas de Caracas? ¿Qué hace un agrónomo o ingeniero forestal en la capital?
¿Cuántos problemas de inseguridad y violencia pudiesen ser resueltos tanto en Caracas como en Miranda en la medida que jóvenes y niños tengan más opción para el estudio, el trabajo, la sana recreación y el deporte, ambientes saludables y espacios públicos más humanizantes?
¿Qué estadísticas se manejan para conocer las necesidades en vivienda, servicios de salud, educación, recreación, espacios públicos, tienen los ciudadanos de la región de Miranda y de Caracas como geos en permanente dialéctica, con sus propias diferencias, contradicciones y posibilidades? Basta este dato: en Miranda hay aproximadamente 2.330.872 habitantes y viven 293,2Hab/Km2 en cambio en Caracas hay 1.836.286con 4240,8 Hab/Km2. Dato que obliga a reflexionar y tomar decisiones sobre la gravedad del asunto en cuanto son personas y familias las que viven en hacinamiento no solo con los otros sino con el propio espacio vital.
Con una clara visión de futuro se debe prever las necesidades de regular el espacio geográfico/social en función de todos y evitando aglomeraciones que no son más que el reflejo de una falta de planificación nacional, regional y municipal y que urge asumir un compromiso real y de fondo. Les corresponde a los líderes nacionales y locales con sentido de identidad y pertenencia como venezolanos mirar más allá de los intereses personalistas, partidistas y regionales.
Cuando se hace un recorrido por estas geografías del centro del país, hay un denominador común la pobreza estructural que aún deambula y hace de las suyas, pese a todos los esfuerzos del gobierno bolivariano para afrontar la pobreza y reducirla a su mínima expresión. Ella “no puede ser vista como parte del folklore y el paisaje” como lo señalaba recientemente Rafael Correa, presidente de Ecuador y así lo han entendido los miles de compatriotas que votaron por la opción de la revolución que con conciencia crítica creen posible que se puede superar desde la solidaridad y el esfuerzo colectivo desde el Plan Patria.
Apoyemos a nuestros compatriotas para que la suprema felicidad se haga tarea y una realidad, no sólo donde el pueblo voto mayoritariamente por la Revolución sino donde no se gano. Lo que significa que tenemos allí también, una obligación por la lealtad del pueblo revolucionario que decidió con conciencia crítica por la solidaridad y organización política para la superación de la pobreza y mejora de la calidad de vida.
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