Revista Opinión

La globalización (3/5): El Sistema Monetario Europeo y la crisis

Publicado el 14 diciembre 2014 por Juan Juan Pérez Ventura @ElOrdenMundial

En este tercer artículo de la serie La Globalización, enumeramos los “signos de globalización” que aparecen en el relato de Martín y Schumann sobre las “tormentas monetarias” de 1992 y 1993, que cayeron sobre el incipiente Sistema Monetario Europeo (SME). Para ello, hablaremos de:

1. Una crisis de la cuenta corriente

2. Una crisis de la cuenta de capital

3. El SME como sistema colectivo de tipos de cambio fijos

Una crisis de la cuenta corriente

Las políticas de estabilización con apoyo en el tipo de cambio tiende a agravar los problemas de competitividad. Esta hipótesis es importante, teniendo en cuenta que varios países, como Italia y España, habían seguido políticas desinflacionarias basadas en el tipo de cambio. Teniendo en cuenta ésta hipótesis, aún cuando sea posible alcanzar la estabilidad de precios mediante la fijación de un tipo de cambio, es muy probable que la inflación tarde en igualarse al nivel que prevalece en el país que funciona como ancla.

En el caso de Europa, además de los problemas derivados de mantener unos tipos de cambio fijos, los diferentes países se enfrentaron a los efectos derivados de los incentivos fiscales. En consecuencia, los déficits como proporción del PIB se incrementaron en la mayor parte de los países, con las excepciones de Austria y Alemania.
Otro problema adicional que tuvieron que sufrir los países integrantes del SME fue la depreciación del dólar, que mermo la competitividad de las divisas europeas. Los países más afectados fueron aquellos cuyas divisas presentaban mayor debilidad. En este sentido, es importante volver a destacar el efecto que la bajada de tipos estadounidense tuvo en el mercado europeo.

¿Podemos hablar entonces de una sobrevaluación generalizada de las divisas del SME?. Resulta difícil no hacerlo bajo estas circunstancias coyunturales. Así, realizando un análisis más riguroso sobre los índices de precios sobre los que se apoyan las estimaciones de competitividad, podemos apreciar que estos muestran movimientos muy pequeños. Pero al analizar los costos unitarios relativos de la mano de obra, podemos obtener más información en la medida en que los servicios laborales no son comerciales. En el caso de Italia, los costos unitarios de trabajo con respecto a otros paises europeos se incrementaron un 7% en el período que va desde la creacion del nuevo SME hasta el inicio de la crisis. En el caso de España, el incremento es del 7.5%. Portugal y Suecia también sufrieron incrementos, así como el Reino Unido. Pero estos datos no muestran una evidencia real de sobrevaluación en ningun pais europeo más. Esto nos da una idea importante acerca del hecho de que fuera de Italia, España, Reino Unido y Suecia, cuatro de los primeros paises en sufrir ataques especulativos. Pero por otro lado, nos muestra tambien la necesidad de continuar investigando las causas de esta crisis a través de otros factores complementarios.

De esta manera llegamos a otro de los factores argumentados a la hora de analizar esta crisis: la reunificacion alemana de finales de los 80. En este contexto, el Presidente alemán había prometido no elevar los impuestos para financiar los costes de la reunificacion. Al mismo tiempo, se incrementó el gasto en seguro de desempleo y en pensiones para los residentes del este, así como los gasto de infraestructura y en limpieza del medioambiente. Como consecuencia, la demanda agregada en Alemania aumento, incrementando el déficit presupuestario y generando presiones inflacionistas. Esta última secuela alimentada por un incremento en los salarios. Para reducir estas presiones, al Bundesbank no le quedó más remedio que incrementar los tipos de interes.

¿Puede por lo tanto, la reunificacion alemana ser el eje fundamental que explique la secuencia en la que se produjeron los eventos? Los subsiguientes acontecimientos tuvieron lugar en el contexto economico aleman nos ilustran una posible respuesta. Así, aún cuando el Bundesbank propuso un incremento de los tipos de interes con la esperanza de que el gobierno aleman aplicara una restricción fiscal para solucionar los problemas ocasionados por el incremento demanda agregada, el Banco Central Alemán incrementó los tipos para luchar contra la aceleracion de la inflacion, sin prestar interes a las consecuencias que esta medida tendria en la economia nacional real y en el contexto internacional.

Otro intento de explicación de la crisis como crisis de la cuenta corriente viene de la mano de las implicaciones que el resultado del referendum tuvo en la credibilidad en el SME. La satisfaccion del criterio de convergencia que se desprendia del Tratado de Maastricht requeria la eliminacion de deficits excesivos, así como la igualación de las tasas de inflacion e interes con las de aquellos paises que disfrutaban de las mejores cifras. Toda la presion que suponia el cumplimiento de estos criterios se eliminaba si algun pais no aprobaba el Tratado, prevaleciendo de este modo, la libertad de los gobiernos para aplicar sus prácticas inflacionarias. Debido a este hecho, a los países con altos indices de desempleo no les convenia elevar sus tipo de interes hasta alcanzar los de Alemania, ya que lo más coherente en su situación sería rebajarlos para de este modo combatir sus indices de paro. Solo una promesa a largo plazo realiza en Maastricht, les impedia no llevar a cabo este tipo de politicas. Por esta cuestion, a medida que las tasas de desempleo fueron incrementandose, la presion para reducir los tipos se hacia más fuerte. Pero por otro lado, la tendencia a la alta de los tipos de interes alemanes presionaba en sentido inverso. Asi, cuando el pueblo danés dijo “no” a Maastricht, la duda sobre la reaccion de los paises con altos indices de paro provocó que los operadores se deshicieran de las divisas de estos países, ante la suposición de que los gobiernos estaban a punto de violar el Tratado. A pesar de todo lo anterior, el problema de esta interpretación es que posteriormente al resultado del referendum en Dinamarca, no se produjo una explosion monetaria ni una pérdida de la disciplina fiscal. De hecho, a pesar de que el compromiso de Dinamarca con Maastricht se ponia en duda, el resto de paises continuaron comprometido con el proyecto. Por lo tanto, una posible interpretación de la crisis del SME como una crisis de cuenta corriente, nos permite avanzar en la compresión de los eventos ocurridos y de sus posibles consecuencias. Pero es indudable que nos obliga a seguir buscando factores que enriquezcan nuestro analisis para ganar rigor.

Una crisis de la cuenta de capital

Es imprescindible tratar la cuenta de capital para reforzar nuestro analisis anterior. Por lo tanto continuaremos nuestro estudio dentro de este parametro, y situandonos en 1992, fecha en la cual, por primera vez, la cuenta de capital se encontraba abierta.

Ya dentro del contexto historico, volvemos en primer lugar a los criterios de convergencia impuestos en Maastricht, que obligaba a los paises a reducir sus niveles de inflación para converger con sus homologos de menor tasa de inflacion. El deseo de los paises europeos con mayores tendencias inflacionarias era no quedar fuera del acuerdo. Pero para ello pretendian reducir su inflacion interna y posteriormente hacer lo propio con los tipos de interes. Esta era la logica que subyacia en la denominada “jugada de convergencia”. Con todo, ésta no estaba completamente relacionada con Maastricht, ya que el éxito de los paises en lo referente a la reduccion de la inflacion en el contexto del MTC mediante la utilización de estrategias de estabilizacion basadas en el tipo de cambio, es lo que les habia llevado a atraer cuantiosos flujos de inversion. De modo que los bancos y las empresas se financiaban externamente, endeudandose en marcos alemanes y en florines holandeses.

A partir de aquí, ¿es posible asignar un papel autonomo a los movimientos de capital? En este sentido, queda bastante claro que el resultado negativo del referendum danes afecto la direccion de los flujos de capital únicamente porque dio pie a anticipar que la politica se modificaria en una direccion expansiva. Desde este punto de vista, los flujos de capital simplemente respondieron a los cambios previstos en la politica pero no los precipitaron.

Pero si tenemos en consideración la posibilidad de que fuese el nivel de las tasas de interes lo que hubiese condicionado el cambio de politica, si sería posible introducir un carácter autonomo a los movimientos de capital. Tras la busqueda de los beneficios que de la pertenencia a la Unión Monetaria cabría esperar, los paises debian mantener los tipos de cambio soportando unos elevados tipos de interes que ocasionaron presiones fiscales y decisiones de politica economica muy difíciles. A este coste se debe añadir el de la latente desaceleración del crecimiento europeo.

Asi, en un escenario también optimo, los paises que previamente estaban preparando sus economias para aceptar los altos niveles de desempleo asociados al elevado de las tasas de interes a cambio de recompensa de entrar en la Union Monetaria, abandonaria las paridades en el MTC, reducirían sus tasas de interes, y permitiran que sus monedas se depreciasen. En este modelo, el papel de la cuenta de capitales es totalmente autonomo.

Pero es evidente que no todos los países se encontraban sometidos a las mismas presiones fiscales. Los paises que se encontraban en una peor situación seran más tendentes a abandonar sus compromisos en lo referente al tipo de cambio, a causa de una pérdida de confianza. Este analisis en complementario al fundamentado en una crisis de la cuenta corriente ya que propone elementos adicionales que limitarian más la capacidad de un gobierno para establecer medias que defendiesen su moneda en caso de fragilidad macroeconomica y financiera.

Basandonos en esta interpretación, el papel del referendum danes fue el de empujar a los paises a esta zona de fragilidad macroeconomica y financiera. La atraccion de la Unión monetaria y los esfuerzos en materia de convergencia que se requerian, se diluyeron con el referéndum danés. La posibilidad de que no se materializase la Unión Monetaria desequilibró la balanza , volviendose la recompensa unionista difusa y descompensada en comparación con los elevados tipos de interes que debian aceptar.

El SME como sistema colectivo de tipos de cambio fijos

En primer lugar es importante dejar claro que Europa operaba en un sistema colectivo de tipos de cambio fijos. ¿Cuál es la diferencia más llamativa entre el SME y el resto? Precisamente el carácter colectivo, no unilateral. Un sistema colectivo de tipos de cambio fijo, con administración conjunta, debería ser más estable que un tipo de cambio fijo unilateral, y por lo tanto, la tragedia de Europa que se desperdicio la oportunidad de cooperacion. Si se hubieran aplicado politcas cooperativas, el ajuste hubiera sido más suave y la amenaza para el SME hubiera sido menor.

El Bundesbank estaba presionando al alza los tipos de interes del resto de los paises del MTC, siendo ésta más acentuada entre los vecinos más débiles. Pero Alemania se encontraba en ese momento con una tasa de inflacion elevada y no estaba dispuesta a reducir unilateralmente los tipos de interés por temor a agravar la inflacion interna. Como consecuencia de la politica financiera llevada a cabo por este pais, la lira, y posteriormente la libra, salieron del MTC mediante una consecuente depreciacion. En un enfoque cooperativo coordinado, los paises del MTC habrian realineado ligeramente sus monedas frente al marco aleman dentro del MTC. De este modo, Alemania habria podido reducir sus tipos de interes al minimo tiempo que luchaba contra la inflacion interna. En consecuencia, el precio más bajo de los bienes importados del resto de Europa habria atenuado la presion inflacionaria reinante en el pais, y la bajada de tipos de interes por parte del Bundesbank habria fortalecido las economias italiana y britanica, permitiendo a la libra y lira permanecer en el MTC despues del realineamiento. Para el resto de los paises esta solucion tambien hubiese sido beneficiosa, puesto que habria protegido al MTC contra los efectos desestabilizadores que podría causar la expulsión de Italia y Reino Unido.

Concluyendo: ¿la crisis del SME pudo en cierta medida ser evitada? La anterior argumentación nos muestra que si. La aplicación de políticas cooperativas habría alejado a los fantasmas desestabilizadores del MTC mediante un fortalecimiento del mismo a través de una drastica decision conjunta: el realineamiento de las divisas frente al marco aleman. Esta fue la cuestion principal que llevo a los ministros de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales de los paises miembros de la CE a la reunion de Bath. Pero el fracaso de la reunion, fue rotundo. ¿Cómo es posible que Europa, dónde la cooperación monetaria estaba más desarrollada que en ninguna otra parte del mundo, fuese incapaz de responder de manera armonica a esta crisis? La respuesta viene dada por las dificultades que conlleva el manejo colectivo de los tipos de cambio en un contexto tan plural como el europeo en esos momentos.
Francia estaba en buena posicion como para rechazar las presiones internacionales de devaluación del franco. Pero las verdaderas razones eran bien distintas y no revestían un carácter estrictamente politico. El gobierno francés llevaba tiempo aplicando una politica de “franco fuerte” con la intencion de establecer al franco como un socio en los mismo términos que el marco aleman. De modo que una devaluacion habria llevado a Francia a perder la tan ansiada posicion de colíder del SME junto a su vecino germano. Además, el fatal desenlace habría tenido lugar a tan solo unos dias del referendum francés. Por lo tanto, una negativa francesa a devaluar su moneda tendria peso a nivel internacional, y empujaria a otros paises a no hacer lo mismo, mermado de este modo las posibilidades de realineamiento de divisas en el seno del MTC. Por otro lado, Irlanda, España y Portugal tenian razones bien distintas para evitar la devaluacion, ya que estos paises estaban siguiendo politicas desinflacionarias basadas en el tipo de cambio. Los tipos de cambio fijos eran la garantia de su credibilidad inflacionaria, y devaluar su moneda hubiese sido un golpe muy severo a su confianza. Finalmente Inglaterra se encontraba en una situación parecida a las tres mencionadas.

EN EL SIGUIENTE ARTÍCULO… Explicaremos el proceso histórico de implantación de la financierización de la economía mundial, su actual predominio sobre la economía real y las principales consecuencias sociales que todo ello ha derivado.


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