La globalización del bolsillo: El caso de los combustibles

Publicado el 02 febrero 2010 por Eloy
Una parte importante de la canasta de consumo promedio de una familia que vive en Lima comprende el consumo de cierta cantidad de gas y kerosene doméstico, además de la compra de gasolina de 84 y 95 octanos para uso vehicular. El gasto realizado en estos bienes representa alrededor del 3% del gasto total familiar.[i] Parece un gasto insignificante, sin embargo la proporción del gasto es superior al realizado en otros bienes, como aparatos domésticos, calzado y productos farmacéuticos, por ejemplo. Además, definitivamente, un incremento de precios de los combustibles, en tanto el ingreso nominal de las familias limeñas crezca a tasas menores, tendrá un efecto negativo sobre el ingreso real de las familias según la proporción de este gasto.
Pero, en este período caracterizado por una apertura mayor de la economía nacional, ¿qué ha sucedido con el precio de los combustibles los últimos 15 años? Es bien conocido que nuestro país, el Perú, es un importador de combustible, así por ejemplo, sólo para el año 2008 el valor de las importaciones de combustible creció 43,43%.[ii] También es conocido que entre 1998 y el 2008, según la Organización Mundial del Comercio, el petróleo crudo y el gas natural aumentaron aproximadamente 628% y 411% respectivamente.[iii] En consecuencia, el costo de producción de los combustibles también debe haberse incrementado en un alto porcentaje, y dado que el Perú es un importador de combustible, el precio interno también debe haberse incrementado.
Efectivamente, en las estadísticas del INEI, se muestra que el IPC de los combustibles, entre enero de 1998 y diciembre de 2008 se incrementó en 143,11%. Si tomamos el periodo comprendido entre enero de 1995 y diciembre de 2008, el incremento es aún mayor, ya que alcanzó una tasa de 194,6%. Esto significa que, si suponemos que la proporción del gasto familiar es la misma para tal periodo y no existe alguna otra modificación, el ingreso real de las familias limeñas ha disminuido en un 5,52%.[iv] Específicamente, para el mismo periodo, mientras el gas doméstico aumentó 67,62%, el kerosene lo hizo en 310,13%; es decir el kerosene se ha encarecido relativamente respecto al gas, así, de 1995 al 2008, el precio relativo del kerosene en términos de gas pasó de 0,97 a 2,37.[v] En el primer gráfico vemos la evolución del IPC de los combustibles para el periodo comprendido entre enero 1995 y diciembre 2009.
Por otro lado, los efectos perversos del incremento del precio de los combustibles no se agotan en Lima, también se extienden al interior del país. Aquí sostenemos que los efectos negativos sobre el ingreso real y en el nivel de vida del resto de familias del Perú aún serían mayores. Debemos considerar la siguiente información: Un primer punto, para el año 2007, mientras que para Lima Metropolitana sólo el 0,2% de los hogares utilizaba el kerosene para prender un lamparín para iluminarse, en el resto del país, lo hacía alrededor del 18,1% de los hogares; y si consideramos el área de residencia rural este porcentaje alcanzó el 34,3%. Incluso, algunos departamentos, como Cajamarca y Loreto, llegaron a una tasa de 42,6% y 40,1% respectivamente. Asimismo, los hogares de algunos departamentos más pobres podrían haber sustituido el lamparín por una vela para iluminarse dado el periodo extenso de incremento de precios de los combustibles. Así, el porcentaje de hogares, para el mismo año, que utilizan velas para iluminarse en algunos departamentos es elevado, tales como Huancavelica con 27,6%, Ayacucho con 31,5%, Puno con 33,1%, Huánuco con 40, 8% y Cajamarca con 44,8%. En el siguiente gráfico, mostramos cómo el kerosene ha ido perdiendo importancia para un número de hogares mientras que la vela, para el año 2007, alcanzó un nivel superior al de 1997. En conclusión, para la iluminación, después de veinte años de apertura económica, la vela se ha convertido en un medio más importante que el kerosene. A nivel nacional, entre 1997 y el 2007, el uso de la vela creció un 62,4%.
Otro punto, al igual que en Lima, en el resto del país, el uso de gas y de kerosene es importante para la preparación de los alimentos (58,6% y 5,2% respectivamente a nivel nacional), aunque las tasas de Lima Metropolitana son el doble que el resto del país para ambos combustibles. Los departamentos, con porcentaje de hogares menos elevados en el uso de gas para la cocina, son Cajamarca, Apurímac y Huancavelica con 21,8%; 15,0% y 14,9% respectivamente. En este caso, podría afirmarse que el efecto del incremento del precio de los combustibles en el ingreso real debe ser menor en el resto del país que en Lima Metropolitana; sin embargo se sabe por teoría económica que ante un incremento del precio relativo de un bien, la disminución de las posibilidades de consumo no sólo podría implicar un efecto sustitución sino también un efecto ingreso, y esto parece haberse dado, pues una proporción cada vez mayor de hogares parecen recurrir a sustitutos inferiores, así como recurrir al gas muy a pesar del incremento de su precio dado que relativamente en términos del kerosene ha disminuido. Veamos en el siguiente gráfico cómo, en cuanto al uso del tipo de combustible para cocinar, el carbón lentamente va incrementando su participación a tal punto que para el año 2007 supera al kerosene, y cómo la leña a pesar de la apertura de la economía no ha podido retroceder su participación en los hogares, muy a pesar de la mayor participación del gas.
A veinte años de apertura económica, la leña y cada vez más el carbón, este último superando al kerosene, aún siguen importantes para cocinar los alimentos. A nivel nacional, el uso del carbón creció 600% y el uso de la leña 13,6%.
Además de estos puntos, no debemos ignorar el impacto del alza del precio de la gasolina sobre el costo de trasporte de personas y el costo de transporte de alimentos; pues entre 1994 y el 2008, el precio de la gasolina de 84 y 95 octanos, se incrementó en 187,6% y 207,1% respectivamente.
En conclusión, el proceso de apertura de la economía en la década de los noventa, sin considerar el tamaño de la economía peruana y la ideologización de las bondades del libre mercado, han conllevado a una mayor vulnerabilidad económica de miles de hogares del Perú. La política comercial y tributaria, desde el gobierno de Fujimori hasta el actual gobierno, limitada por la carga ideológica liberal y los intereses efectivos de ciertas empresas han conllevado a esta situación de mayor empobrecimiento de los peruanos.[vi]---------------
[i] El INEI concede un peso al gasto de combustible de 2,477 y para el gasto de combustible y lubricantes para el uso vehicular un peso de de 1,456.
[ii] Memoria BCR 2008, Anexo 38.
[iii] Estadísticas del Comercio Internacional 2009, OMC, Cuadro A33, p. 240.
[iv] Si bien es cierto, durante el 2009, el precio de los combustibles han experimentado un descenso; sin embargo durante los últimos meses del mismo año, nuevamente los precios parecen retomar su tendencia creciente.
[v] El precio relativo del kerosene en términos del gas es (precio de 1 litro / precio de 1 balón de 10 kilogramos).
[vi] Sólo, para el 2007, el valor de importación ($ FOB) de la Refinería La Pampilla y de Petróleo del Perú Petroperú, representaron el 16,5% del total de importaciones. Véase Compendio Estadístico 2008, INEI, p. 975.