A lo largo del siglo XX se sucedieron algunas formas de gobierno que se podrían calificar como utópicas. Las más notables fueron el nazismo y el comunismo, los cuales llegaron a establecer regímenes horrendos que causaron millones de muertos y una guerra mundial. El nazismo desapareció tras la derrota alemana en la II Guerra Mundial y el comunismo desapareció en la mayoría de los estados en los que se daba esta forma de gobierno a principios de los años noventa, quedando desde entonces algunos reductos como Cuba, Vietnam o China, aunque estos hayan evolucionado hacia una economía de mercado, sobre todo en el caso de China.
En 1989 el politólogo estadounidense Francis Fukuyama lanzó su libro «El fin de la historia». En el predecía un futuro en el cual dominaría la economía de mercado y la democracia liberal de carácter occidental. Esta visión de Fukuyama es parecida a la que tienen los neocon estadounidenses, los cuales defienden una expansión de la democracia liberal al estilo norteamericano y la hegemonía yankee en los aspectos económico, cultural y de valores. Estos pensadores, de origen izquierdista -concretamente trostkista- son partidarios de la extensión de la democracia incluso por la fuerza, como herencia de la revolución permanente defendida por Trotsky.
Pero la consecución de estos objetivos han devenido en un proyecto que John Gray calificó de utópico en la década de 2000. Los pensadores y economistas neoliberales defendían que la expansión de la economía de mercado contribuiría a apaciguar, incluso acabar, con las guerras, cosa que no se ha producido. Por otra parte, el proyecto neocon de hegemonía norteamericana y expansión de la democracia también ha fracasado, siendo su mayor fracaso la fallida Guerra de Irak, que tuvo lugar la pasada década.
Además, la crisis económica de finales de la década pasada y las crecientes desigualdades han hecho brotar de nuevo ideologías que se pensaba que ya estaban superadas como el populismo y el nacionalismo. En los países desarrollados, la movilidad social se ha vuelto casi una quimera. Las diferencias salariales entre los directivos y trabajadores se han incrementado con el tiempo y cada día se habla más del fin de la clase media.
Por lo tanto, parece acertada la hipótesis de John Gray, al denominar «utopía de derechas» el proyecto de expansión de la democracia liberal que se implementó tras la caída de la Unión Soviética y el final de la Guerra Fría.