Diez periodistas del semanario Charlie Hebdo y dos servidores del orden público han sido bárbaramente asesinados por salvajes que decían vengar, a tiros, el honor de su dios y los supuestos preceptos de su religión.
Eso, además de un crimen incalificable, es una blasfemia. Los Francmasones acogemos en nuestro seno a hombres y mujeres de todas las religiones y creencias porque juntos buscamos la paz y la convivencia que están en el origen de todas ellas. Por eso no podemos aceptar que nadie asesine a nadie en nombre de ninguna fe. Cuando alguien mata a otro ser humano para defender o vengar a su dios o a su religión, está negando y traicionando a ese dios y a esa religión, sea la que sea, porque una creencia que necesita del asesinato para ser respetada es que no puede lograr ese respeto por ningún otro medio: ni la convicción, ni la esperanza, ni el amor, comunes a todas las religiones. Es, por lo tanto, una creencia falsa aquella que necesita ser impuesta mediante la muerte. Quien asesina para defender a su dios, sea el que sea, es que no cree en él. Eso es lo que ha sucedido hoy en París.
La Francmasonería respeta al Islam y éste tiene valores que la Francmasonería comparte, como ocurre con todas las religiones. Así pues, en ningún caso podemos considerar musulmanes a quienes han cometido este espantoso crimen contra la vida, la dignidad y la libertad de expresión de otros seres humanos. Son fanáticos, asesinos vulgares que podrían haber matado con cualquier otro pretexto.
Enviamos nuestro abrazo fraternal, nuestro más profundo dolor, a las familias, los compañeros, los amigos de los asesinados y a todos los millones de personas que, como nosotros, saben bien que, a pesar de actos de salvajismo como el que hoy lamentamos y condenamos, la humanidad camina hacia delante y no hacia atrás; que el amor y la convivencia se abren paso siempre; que la libertad, la igualdad y la fraternidad no pueden ni podrán nunca ser detenidas a tiros.
Barcelona, 7 de enero de 2015