Autora: Rocío Carmona
Editorial: La Galera.
Género: Romántica.
Edición: Rústica.
Año de publicación: 2011
ISBN: 978842463670
Idioma: Español.
Sinopsis.
Tras el divorcio de sus padres, Irene es enviada a un internado del sur de Inglaterra al borde de un acantilado. Allí vivirá con gran dolor su primer desengaño amoroso, a la vez que ganará un inesperado mentor: Peter Hugues, el profesor más estricto de la escuela, se ofrece a enseñarle la “gramática del amor” a través de siete grandes novelas del género, desde Goethe y Jane Austen hasta García Márquez y Murakami. Irene se irá enamorando poco a poco de su profesor, mientras otro pretendiente misterioso aspira secretamente a su corazón.
Pero vayamos al grano. Me leí el libro completo prácticamente de un tirón el día 3 de junio, de camino hacia la BLC. Los pocos parones que hice fueron cuando el bus paró para hacer el descanso y para reacomodarme sobre los “híper cómodos” asientos del autobús. Es un libro que se lee rapidísimo, es una lectura súper ágil, no le sobran hojas para nada. Rocío Carmona narra los hechos justos en los momentos oportunos. En un principio parece la típica historia de amor adolescente en la que se sufre la primera decepción amorosa, por lo menos a mí me lo pareció, pero me ha sorprendido gratamente.
Cuando sus padres se divorcian, Irene es enviada a un internado en Inglaterra, que está alejado de cualquier gran población y lo más cercano a él, es una aldea con un bar en donde solamente sirven platos de pescado (incluso los postres). Allí conoce a Liam, el típico rompezcorazones. Os podéis imaginar lo que pasa, hasta que un día Irene sale corriendo en medio de clase de literatura, que imparte Peter Hugues (un hombre que engaña, que aunque aparenta ser una persona seria, aburrida y austera, es en realidad un hombre tierno, dulce y delicado, desde luego me he enamorado de él yo también). Como castigo, éste le impone estudiar “La gramática del amor”, a partir de la lectura de siete obras maestras de la literatura y además la obliga a entrenar todos los días para correr la January Race, carrera que organiza el internado nada más pasar las fechas navideñas.
Irene al principio me parece la típica adolescente “tonta”, por decirlo de alguna forma (aunque no sé si es la mejor), que se lamenta por todo, y que cuando tiene un mal día arremete contra alguien que no tiene la culpa, pero que poco a poco va aprendiendo a aceptar lo que sucede a su alrededor y que ella misma tiene el poder para cambiarlo. Y lo más importante, aprende a vivir el amor. Lo que más me ha gustado de este personaje es que le gusta correr, como a mí, me he identificado con este aspecto.
Marcelo, un corredor empedernido, el chico liebre, que trata de ayudar a Irene desde el principio, una persona bastante estable emocionalmente y a veces un poco amedrentado por Irene, pero que es súper mono. Además, comprende a Irene más de lo que ella cree. También tenemos a Josh, el encargado de la biblioteca, un chico que debajo de la máscara de friki de biblioteca hay una persona muy distinta. Lo que me ha gustado de este personaje es que no todos somos lo que aparentamos ser. Por último, mención especial a Martha, la compañera de habitación de Irene, me he reído mucho con ella (y también he sufrido), a pesar de ser una chica muy alocada e impredecible. ¿Qué me hubiese gustado más de los personajes? Que hubiese profundizado más en su personalidad y que hubiesen evolucionado más como personas. Aunque se aprecia evolución en casi todos ellos, creo que debería ser más profunda.
Ha habido otro detalle que no me ha gustado mucho, pero como hay un pequeño espoiler, escribo en otro color, así que lo lea quien desee. Las pequeñas escenas de celos que tiene Irene con Marcelo con su hermana creyendo que es su ex-novia. No soy partidaria de este estilo de escenas, por lo que para mí ha bajado un poco la calidad de la historia. Pero, quitando este pequeño detalle, no pongo ninguna pega más.
En resumen, que si os gusta la literatura romántica y queréis pasar un rato agradable, ¡no dudéis en leeros esta novela!