La gran duna de Jerico

Por Captainflint

Jericoacoara y Pipa son los destinos playeros para mochileros por excelencia del Norte brasileiro. Los dos tienen fama de ser lugares con ese tìpico rollete hippie - surfirsta que atrae turistas y personajes de todo pelaje. En principio no íbamos a hacer los dos por lo que había que decidir en cual parar de camino a Recife. El asunto dió muchas vueltas y el plan cambiaba cada cinco minutos.

Pipa era el lugar recomendado por gente que había estado en ambos lugares. Pero Pipa estaba a tomar por culo de donde estábamos, algo así como 32 horas de bus más esperas y además implicaba retroceder a Sao Luis. Desde allí debíamos pillar otro bus eterno a Fortaleza, otro más a Natal y otro más a Pipa. Demasiado tiempo encerrados y, lo que es peor, gran parte de ese tiempo tocaría hacerlo de día.

Jeri estaba más cerca y también tenía buenas recomendaciones pero la comunicación era complicada y carísima. Se podía ir en transporte público pero era un lío importante, llevaba dos días y no salía muy barato. Se podía ir también en un jeep contratado desde Barreinhas que nos dejaba allí en siete horas pero la broma salía por 200 reales por cabeza.

La ruta a Jeri

La mañana después de los Lençóis nos levantamos firmemente convencidos de que íbamos a Pipa. Los 200 reales nos parecían demasiado. Siin embargo el plan dió un último e inesperado giro. Cuando ya me dirigía a comprar los billetes de bus de vuelta a Sao Luis divisé a otras dos mochileras hablando en español y además de Jeri.

Pedazo de jeep

Resultaron ser Johana y Delia, una mallorquina y una catalana que llevaban un rato braseando a los conductores de jeeps a ver si conseguían bajar el precio del traslado a Jeri. Siendo cinco el coste se dividía mejor y además teníamos mayor poder negociador.

Conseguimos rebajar los 200 a 125 y aquello ya cuadraba más. Esa misma noche podíamos estar en Jeri mientras que lo de Pipa nos iba a costar dos días. Nos íbamos a Jericoacoara.

Dice la Lonely que el recorrido desde Barreinhas a Jeri es memorable. Le doy la razón en lo que se refiere a la primera parte que fue una auténtica lucha del Land Rover Defender y de Joao, su conductor, contra las dunas de arena blanca de los llamados pequeños Lenhois.

Un caburé

Aquello duró como una hora y fue lo más memorable de todo el trayecto. Bueno, para todos menos para Johana que iba en el asiento de atrás golpeándose la cabeza constantemente. Atravesamos pueblecitos remotos por caminos apenas trazados en las dunas, atravesamos ríos, vimos algún que otro bicho curioso y comprobamos que nuestro conductor era una máquina al volante además de un tipo peculiar, mitad portugués mitad español que llevaba una agencia de viajes en Fortaleza pero de cuando en cuando se ponía él al volante porque le molaba.

La jornada viajera a bordo del jeep prometía mucho en ese momento pero luego se normalizó. A la arena le sucedió una carretera recién construida en la que hubiera podido conducir sin problemas hasta yo después de beberme 20 copas.

No hubo más emociones fuertes salvo el momento en que Joao nos dejó esperando en un restaurante diciendo que volvía en un rato y acabó tardando bastante más. Por momentos nos vimos continuando el viaje sin más ropa que la que llevábamos puestos pero no, Joao era un gran tipo y regresó. No obstante seguimos siendo demasiado confiados…

Hit the road Jack

Tras un último tramo que sí tenía algo más de dificultad porque no había carretera y el jeep tenía que circular por la arena de la playa, llegamos a Jeri. Allí todo tenía pinta de ser extremadamente caro, sobre todo las posadas que eran realmente lujosas. Sin embargo también hay sitios para tiradetes y acabamos metiéndonos en un lugar llamado Albergue da Juventude que llevaba un gordito muy simpático y sensible a nuestras limitaciones económicas.

Eran sólo las nueve de la noche y ya estámos a la vista de la playa. De haber ido a Pipa directamente estaríamos a punto de subirnos al segundo de los cuatro buses que nos iba a costar llegar. Fue, claramente la jugada más aceptable. Cenamos, nos dimos una vuelta y nos fuimos a sobar con la satisfacción de saber que el día siguiente era de descanso y de playita…

Jericoacoara

La primera impresión es que de hippie ya no tiene nada. Hay posadas lujosísimas, de esas que te hacen sentirte un vagabundo y te dejan pensando si algún día te alojarás allí en lugar de en el albergue del gordo. Hay restaurantes con muy buena pinta y precio altísimo. Hay tiendas de bikinis, de gafas de sol, joyerías…Aquello es como la zona del puerto de Marbella sólo que sin exagerar tanto.

Jeri desde la duna

Es caro pero no terriblemente caro. Es snob pero no terriblemente snob. A lo mejor hace unos cinco años no era ninguna de las dos cosas. Muy probablemente dentro de otros cinco años deje definitivamente de ser un sitio accesible para mochileros.

A día de hoy aún se puede ir y no te sientes del todo miserable. El lugar no es grande pero aún tiene ese par de calles oscuras y alejadas del ambiente sofisticado cercano a la playa donde te puedes comer un menú por cinco reales y alojarte por quince.

La playa es bonita, con esa duna enorme blanca al final que queda muy cool pero, para mi gusto, tiene unas cuantas faltas. La primera es la arena, dura y de un color poco agradable. El agua no es especialmente clara y hay algas por todas partes.

Además está el viento, protagonista indiscutible de este lugar, para lo bueno y para lo malo. Es cojonudo para todos esos flipadetes de deportes como el windsurf o el kitesurfing, una mezcla entre el surf y el parapente. Jeri debe ser uno de los mejores lugares del mundo para practicarlos. En la punta de la playa opuesta a la duna se veían decenas de velas.

Amor por Brasil

Pero el viento hace que Jeri, como playa para simplemente relajarse,tomar el sol y remojarse el trasero, deje mucho que desear. Es un auténtico coñazo estar allí con toda esa arena que se te viene encima constantemente, arrastrada por un viento feroz que no da un segundo de tregua. Igual no es así de terrible todo el año, al parecer estamos en la época más ventosa de la zona, pero en las condiciones que nos tocaron a nosotros aquello no era sostenible.

Mi conclusión fue instantánea: Jeri es un lugar cojonudo para ir con mucho dinero y ganas de aprender alguna actividad novedoso - ventosa. O para pegarse unos cuantos paseos een buggy por las dunas del lugar. Había multitud de brasillas por allí ofreciendo todo tipo de paseos a lagunas cristalinas, playas remotas y maravillas del estilo.

Ahora bien, ninguno era precisamente barato, ni para nosotros ni para el resto de nuestros compañeros de viaje que iban aún más pelados de pasta. Y resulta que lo que uno contrata es el coche entero así que o lo llenas o te sale por un ojo de la cara. Tuvimos que descartar el paseo en buggy. Es lo que tiene haber aterrizado en este lugar a finales de nuestro viaje, cuando el presupuesto no da mucho más de sí.

Windsurf

Lo último era el tema nocturno y eso tampoco parecía dar mucho de sí. Es temporada baja al parecer y allí había más bares que turistas. Se veía aquello bastante muerto. Era entre semana, no obstante, igual el finde explota. De todos modos lo de salir de fiesta tampoco fue nunca el objetivo de este viaje y menos ahora.

Lo que más nos moló de Jeri fue la duna gigantesca a la que nos subimos para hacer el gañán un poco. La vista de la playa desde allí es cojonuda. Ah bueno, y el atardecer que fue otro de esos espléndidos que se ven en Brasil constantemente. Hay que admitir que, por mucho viento que haya, el lugar es precioso.

Atardecer en Jeri

Así las cosas el plan dió un giro más y decidimos no darle a Jeri más de un día y pirarnos a Pipa que, ahora sí, quedaba a una distancia razonable. Apenas 20 horitas de bus, 10 de ellas nocturnas. Habíamos descansado con un día entero de playa y sin bus. Nos habíamos bajado unos buenos rones y nos habíamos echado unas risas. Sólo por eso el paso por Jeri había merecido la pena y, a pesar de todo, se merece mi recomendación. Gran lugar pero eso sí, id con pasta y lo aprovechareis mejor que nosotros.

Concepto Reales Euros

Barreirinhas a Jeri 125 55

Hab doble en Jeri 40 17