Ilustración de Ana Rdguez Manteca, Pedro Sainz Guerra, Rafael Vega
El Pisuerga creció tanto que tapó por completo el Puente Mayor. Sus aguas entraron en la ciudad, río arriba, por los cauces de las Esguevas, encontrándose con la avenida que llegaba de Renedo. El choque entre ambas corrientes provocó una subida rapidísima de las aguas, que alcanzaron el primer piso de las casas edificadas en las zonas más bajas, la Platería, el Val y la Rinconada.Valladolid estaba hecha fundamentalmente de barro, de adobe, y las casas comenzaron a resentirse, los que se quedaron dentro clamaban a Dios que las gentes les socorriesen. El rescate se hizo como se pudo y según la altura de las aguas, con caballos, con barcas, o a cuestas de los más jóvenes y atrevidos.El día cinco comenzaron a bajar las aguas. Las calles estaban llenas de bascosidades y barro. Doscientas casas -según la información- se derrumbaron, matando por aplastamiento a ciento cincuenta vecinos que no habían querido separarse de sus muebles.¿Se creían que con el incendio de 1561 se habían terminado las desgracias? Pues no, otra vez a reconstruir la ciudad.-Fuente: Anecdotario Histórico de Valladolid. Anastasio Rojo Vega