La Gran Mancha Roja de Júpiter

Publicado el 14 enero 2016 por Tras La Nube De Oort @BlogNubeDeOort

Desde que Robert Hooke y Giovanni Cassini la observaron por primera vez sobre 1664, esta gigantesca tormenta o vórtice anticiclónico nos ha ido sorprendiendo cada vez más a medida que hemos ido descubriendo más cosas sobre ella.

Para entender sus características de forma más clara, vamos a comparar algunas de ellas con huracanes y tifones que han azotado diversas partes de La Tierra, así nos haremos una idea de cómo es La Gran Mancha Roja.

Comparativa de características

Todos nos acordamos del Huracán Katrina, fue muy destructivo y causó muchos daños materiales y víctimas cuando golpeó las costas de EEUU.

En nuestra mente permanecen grabadas las imágenes de Nueva Orleans inundada y las dantescas situaciones que allí se vivieron. Pues bien, el Katrina, que alcanzó la categoría 5 (la máxima) en la escala Saffir-Simpson, tuvo unos vientos máximos de 280 kms/h. Estos datos palidecen ante los vientos de entre 400 y 500 kms/h que se estima que existen en La Gran Mancha Roja. ¿Os imagináis los destrozos y los daños que podrían causar semejantes vientos? Las consecuencias serían terribles.

En cuanto a la duración, la comparativa también es muy desnivelada. En La Tierra los más longevos fueron el Huracán San Ciriaco (1899) que duró 31 días, seguido del Huracán Ginger (1971) que duró 27 días. Estas duraciones, que en la escala de La Tierra son muy amplias, se quedan en nada en comparación a los 350 años que lleva activa La Gran Mancha Roja, y en realidad seguramente llevará activa más tiempo, ya que su duración estimada es desde que se descubrió.

No me gustaría estar 350 años bajo un huracán tan brutal, supongo que a vosotros tampoco.

¿Y cómo puede durar tanto tiempo?

Una de las razones es que nunca llega a tocar tierra, ya que en Júpiter no hay costas ni geografía que la frene y provoque rozamiento para apaciguarla como sucede en La Tierra. Además es un "caníbal" selectivo, pues se alimenta de otras tormentas menores que le dan más vida. Y decimos selectivo porque repele a los que tienen una rotación distinta a la suya, fagocitando a los que giran como ella.

De todas formas en las últimas imágenes del Hubble observamos como su diámetro ha disminuido en 240 kilómetros respecto al de 2014, observándose desde hace tiempo una disminución paulatina.

En cuanto a la comparativa en sus dimensiones La Gran Mancha Roja vuelve a ganar por goleada.

En La Tierra el récord de dimensiones de un tifón o huracán lo ostenta el Tifón Tip, que se desarrolló en el Océano Pacífico en 1979 y alcanzó el descomunal diámetro de 2.200 kilómetros y un viento máximo de 305 km/h (superando al Katrina).

Pero ni aún con esos números tan enormes ni se acerca a los de La Gran Mancha Roja, ya que ésta ha llegado a alcanzar (desde que tenemos su primera estimación de medida en 1878) un diámetro de 41.000 kilómetros de Este a Oeste.

Es decir, ¡¡podíamos haber metido tres Tierras en su interior!!

Otra característica curiosa es que mientras en La Tierra los huracanes giran en el sentido contrario a las agujas del reloj en el hemisferio norte y en el sur en el sentido de las agujas del reloj, el gas gira en La Gran Mancha Roja en el sentido contrario a las agujas del reloj estando éste ubicado en el hemisferio sur de Júpiter, es decir, sucede justo lo contrario que aquí en La Tierra.

Como vemos La Gran Mancha Roja es un monstruo de enormes dimensión, fuerza y longevidad. En comparación a los de La Tierra son como sus hijos pequeños.

Aquí tenemos un fantástico vídeo en 4K, donde podemos ver a Júpiter y a La Gran mancha Roja con detalle.

Experimentos para descubrir sus secretos

Para tratar de resolver parte de los secretos que oculta La Gran Mancha Roja se han realizado varios experimentos, intentando explicar en el laboratorio lo que sucede en La Gran Mancha roja y por qué sucede.

En 2013, Philip Marcus de la Universidad de Berkeley y Pedram Hassanzadeh de la Universidad de Harvard crearon un modelo tridimensional y en alta resolución, que teniendo en cuenta los flujos verticales de gases (no solo los horizontales), que aportaban gases calientes desde la parte superior y gases fríos desde la interior bombeando así energía al vórtice, pretendían explicar la gran longevidad de La Gran Mancha Roja.

El modelo no explicaba del todo esta longevidad y lo modificaron para añadir la energía aportada por la absorción de otros vórtices.

Para intentar resolver la pregunta de ¿por qué es roja La Gran Mancha Roja? El equipo del JPL (Jet Propulsion Laboratory) de la NASA, formado por Kevin Baines, Robert Carlson y Tom Momary, tras experimentos en el laboratorio en las que sometieron a un bombardeo con luz ultravioleta a gases de acetileno y amoníaco (componentes que se sabe que están en las nubes de Júpiter), llegaron a la conclusión de que es la interacción con la luz de Sol la que provoca su color rojizo.

El experimento de Baines y su equipo produjo un material rojizo que concuerda con el color característico de la Gran Mancha Roja según los aparatos de medición de la sonda Cassini. Además explicaron que es la gran altura de La Gran Mancha Roja, unido a lo antes expuesto, lo que hace que veamos los tonos rojos en esa zona y no en todo el planeta.

Aunque en las últimas observaciones se han descubierto cambios en su tonalidad, dejando de ser rojiza para adquirir un tono anaranjado, fruto de sucesos que aún desconocemos.

El proceso menguante de La Gran Mancha Roja

Como hemos estado comentando, La Gran Mancha Roja ha sufrido un descenso drástico de sus dimensiones desde que Carl Pritchett estimara unos 41.000 kilómetros de diámetro en su eje Este-Oeste allá por 1878. En 1995 el Hubble le dio una medida de 21.000 kilómetros en el eje Este-Oeste, 4.000 kilómetros de diámetro menos que lo medido por la sondas Voyager en 1979. En el 2009 se redujo a 18.000 kilómetros, en 2014 a 16.500 y en 2015 a 16.260 kilómetros. Además fue perdiendo su forma ovalada para hacerse más y más redondeada.

Otro dato a tener en cuenta es que su periodo de giro sobre sí mismo ha disminuido a la vez que disminuía su tamaño, pasando de dar una vuelta sobre sí mismo en unos 9 días en 1960, a darla en 5 días en el 2000, aumentando la velocidad de sus vientos de forma muy notable.

Recientemente se ha descubierto un filamento tenue que se extiende por casi todo el ancho del vórtice, los expertos ya lo están estudiando para ver de qué se trata exactamente.

Como vemos, La Gran Mancha Roja ya no es tan grande (como antes) ni tan roja, pero seguirá dando de qué hablar, y con el tiempo descubriremos más de sus secretos ocultos. Algún día acabará desapareciendo, aunque eso, seguramente, aún tarde en ocurrir. Mientras tanto seguiremos mirándola asombrados y curiosos.