La gran rival, Renata Tebaldi (1922-2004)

Por Sandra @sandraferrerv
En 1976 la Scala de Milán despedía de los escenarios a la cantante de ópera Renata Tebaldi. Era el mismo templo del bel canto que había visto nacer una estrella tres décadas atrás. Renata Tebaldi viajó por medio mundo demostrando que era una de las grandes de la lírica llegando incluso a enfrentarse abiertamente a otra cantante inmortal, Maria Callas. Aunque dicho conflicto entre divas fue más bien una estrategia comercial que hizo mucho más rentable, si cabe, el éxito de ambas. 

Renata Ersilia Clotilde Tebaldi nació el 1 de febrero de 1922 en la localidad italiana de Pésaro. Su padre, Teobaldo Tebaldi, fue un violoncelista poco conocido que abandonó a su esposa, Giuseppina Barbieri y a su hija cuando Renata era solamente una niña. Langhirano se convirtió entonces en el nuevo hogar de ambas. Con tres años, Renata contrajo poliomelitis que le impidió realizar muchas actividades físicas propias de tu edad. Pero su madre tenía pensada para ella algo más tranquilo para ocupar el tiempo. Giuseppina había soñado siempre con ser cantante pero las circunstancias de su vida se lo impidieron y terminó convirtiéndose en enfermera. Muy probablemente volcó en su hija sus sueños y desde pequeña la acercó al mundo de la música. Así, pronto empezó a cantar en el coro de la iglesia local y a recibir clases de piano.

Entre el canto y el piano, pronto empezó a decantarse por lo primero y su propia profesora de piano le facilitó el acceso al conservatorio de Parma para que pudiera recibir clases de canto. Durante unas navidades familiares en casa de un tío paterno en Pésaro, Renata conoció a Carmen Melis, entonces una diva muy conocida que era clienta en el café del citado tío. Cuando Carmen Melis escuchó cantar a Renata decidió darle clases de canto ella misma. 

Renata Tebaldi cantaba en público por primera vez en Urbino. De allí continuó su carrera en otras localidades italianas como Parma o Milán donde en 1946 tuvo su gran oportunidad al participar en el concierto de reapertura de la Scala tras el largo silencio provocado por la contienda mundial. 


La carrera de Renata fue ya imparable. Desde distintos templos de la ópera italianos como los de Florencia o Roma, hasta los lejanos de San Francisco, Nueva York o Buenos Aires, convertida en diva, Renata Tebaldi interpretó con gran belleza óperas de Verdi, Wagner o Händel.


En 1947, cuando su carrera estaba empezando, coincidía en Verona con Maria Callas. Ambas cantantes tendrían en la Scala su trampolín a la fama mundial. No es de extrañar que cuando la Callas llegó a Milán a principios de los años 50 y Renata llevaba ya un tiempo afianzada en la ópera milanesa el choque de egos tuviera lugar encima y detrás del escenario.

El supuesto conflicto entre ambas cantantes ha sido puesto en duda por quienes vieron en sus disputas una mera estrategia de quienes creían que así tendrían mayor publicidad. Lo cierto es que el tiempo en el que las dos aceptaron cantar en la misma compañía fue más bien breve. Y ambas fueron grandes estrellas del bel canto, incomparables, con técnicas dramáticas y de voz distintas. 

Renata Tebaldi nunca se casó, si bien tuvo algunas relaciones, algunas con hombres casados, que nunca llegaron a afianzarse. Cuando en 1973 se despedía oficialmente del mundo de la música en el Metropolitan de Nueva York, no se desligó del todo del mundo de la lírica. Aún continuaría dando algún recital y su última actuación fue en la Scala de Milán, de donde había nacido aquella gran dama de la ópera. En Milán permaneció durante muchos años. Un cáncer se la llevaba para siempre el 19 de diciembre de 2004 en su casa de San Marino.