La comunidad Santa Marta (municipio de Victoria, Cabañas, El Salvador), tuvo la iniciativa de establecer, a principios de los años noventa, una guardería para que las madres trabajadoras pudieran dejar en ella a sus niños y decidarse a otras tareas, como enfermeras en el centro de salud, maestas en la escuela, microempresarias o aprendices en los talleres de cerámica, cestería, etc.
Ahora, vista en retrospectiva, la “guardería”, con la simplicidad de la contrucción, los niños churretosos y pobremente vestidos y la valla de alambre porvisional para evitar el paso de animales, parece casi un campo de concentración. Pero no, era una guardería: la guardería.