La guardería: su primera escuela de la vida

Por Patricia Patricia Manzano Gómez @lavidaentrebibe

Que pena da ese primer día de guardería cuando dejamos a nuestro hijo, normalmente llorando, en manos de unos extraños. El consuelo que nos queda es que es lo mejor para él, ya que antes o después va a tener que integrarse en la sociedad que le ha tocado vivir y para ello lo mejor es empezar por la guardería.

Llevar al niño a la escuela infantil antes de que tenga que empezar de forma obligatoria en el colegio lleva asociadas muchas ventajas.

Lo primer es que su mundo, formado hasta ahora por el núcleo familiar, se amplía lo que es bueno también para su desarrollo cognitivo. Conoce a otros adultos pero sobretodo a otros niños como él. Esto le sirve por un lado para individualizarse del resto, construyendo su propia imagen, y por otro para saberse dentro de un grupo de iguales, integrándose así en el contexto social y desarrollando el sentimiento de pertenencia a un grupo.

Es muy importante que el proceso de adaptación sea progresivo

Lo mejor es que este proceso de adaptación sea paulatino, si es posible se debe empezar por unas pocas horas, sin descuidar el círculo familiar a fin de que el niño no tenga el sentimiento de abandono que suele ser habitual cuando se empieza en la guardería. Pese a todo, el trabajo que se realiza en estos centros educativos busca siempre que el niño, especialmente si es muy pequeño, se sienta querido y en un ambiente de juego, por lo que en cuestión de unos días lograrán adaptarse y empezarán a disfrutar de las nuevas experiencias que les ofrece la guardería.

Uno de los aspectos que más se desarrollan es la autonomía del niño. El hecho de estar separado de sus padres hace que empiece a valerse por si mismo, sin la dependencia que supone tener a mamá y papá siempre al lado. Se dan cuenta de que pueden subir ese escalón, coger una cuchara, beber agua o levantar una torre, y todo sin ayuda. Esto les hace desarrollar una visión positiva de si mismos, su autoestima se fortalece.

También empiezan a ser conscientes, a través del contacto con el resto de niños y educadores, de que sus actos tienen consecuencias, entran en el juego de las reglas, aprenden que no se debe pegar, morder o romper juguetes, que hay que respetar los turnos, que existen un tiempo para cada cosa... Esto hará que sea mucho más fácil su paso al sistema escolar y en general comprenderán que la sociedad funciona por medio de una serie de reglas que se deben respetar.

La relación con los otros niños

Otro de los aspectos más importantes es su relación con los demás niños. En la guardería comienzan a ver que hay otros como él, que lloran, ríen, juegan... esto hace que desarrollen su empatía, la capacidad de ponerse en el lugar del otro y entender que no es el único, que hay otros con los que debe convivir en armonía.

Se trata de los primeros pasos, los primeros conceptos básicos que harán de él, siempre que el proceso se lleve a cabo de forma adecuada, una persona capaz de desarrollarse sin problemas en sociedad.