Desde entonces, cada vez que quiere algo que le gusta, véase el nombrado jamón dulce, la pasta, la carne (la verdura se la come pero sin entusiasmo), repite una y otra vez poco, mama, poco. Pero de poco nada. Poco a poco, se zampa un buen plato de spaguetti o un filete de lomo como si nada. Pero ella insiste, poco mama, poco. Vamos, que la ironía la ha heredado de mí. Bueno, sólo un poco.
Desde entonces, cada vez que quiere algo que le gusta, véase el nombrado jamón dulce, la pasta, la carne (la verdura se la come pero sin entusiasmo), repite una y otra vez poco, mama, poco. Pero de poco nada. Poco a poco, se zampa un buen plato de spaguetti o un filete de lomo como si nada. Pero ella insiste, poco mama, poco. Vamos, que la ironía la ha heredado de mí. Bueno, sólo un poco.