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Referirse a la Guaira, es remontarnos a esa segunda mitad del siglo XVI, en la cual se fundaron las ciudades de Caracas y La Villa de Nuestra Señora de Caraballeda (conocida para ese entonces como el Collado); es imaginarnos cada una de las diferentes ensenadas que existieron para el fondeo de los buques cuya carga era destinada a la capital de Venezuela (Caracas).
Se dice que el primer puerto no fue precisamente La Guaira, sino Caraballeda, por su profundidad, cercanía con la capital y por encontrarse poblada. Es así como comienza la historia de nuestra apertura, el intercambio comercial y cultural con el reino de España y el resto de las colonias.
Mucha competencia tuvo el Puerto de La Guaira, para llegar a ser lo que conocemos; y una vez establecido, casas de comercio, consulados, depósitos, caminos, más de veinte fortalezas, y una vida de ciudad, se levantaron en su eje.
Solo basta con recorrer cada una de sus calles, para encontrarnos con nuestro patrimonio, con ese origen que pocos conocemos y aun más: con su gente.
Como puerta principal de Venezuela, La Guaira resultó ser un lugar estratégico, tanto para los españoles, nativos y hasta para piratas como el inglés Amyas Preston, a quien conocimos en la ruta ecopatrimonial de Fundhea que se desarrolla en el Picacho.
Por esta razón se construyeron castillos, fortines y demás emplazamientos militares a lo largo de toda la costa, valiéndose de la altura natural que ofrece el Ávila (Hoy Warairarepano) en sus diferentes puntos.
El Vigía de la Atalaya del Zamuro
Castillo San Carlos
Para mí es como el hermano mayor del Vigía, a una mayor elevación sobre el nivel del mar y conserva la planta de estrella que tienen muchos castillos en El Caribe.
Construido con piedras y pegamento de cal, en su interior se encuentra una mazmorra, donde han recreado la escena del famoso cuadro de “Miranda en La Carraca”, pintado por Arturo Michelena en 1896. Pero ojo, debes recordar que La Carraca se encuentra en España.
Sea cual sea tu interés, si es la historia, la fotografía, el paisajismo o simplemente te ataca la curiosidad, La Guayra y sus defensas tendrán mucho que ofrecerte para el esparcimiento y una visita inolvidable.
Si ves una imagen de estas en la web, recuerda no es Santorini, sino La Guayra que te espera para que la conozcas