Plaza de los Mártires en Argel
Fotografía: Damien Boilley - Fuente
Según las cifras estimadas por las organizaciones de defensa de derechos humanos, la guerra civil que ha sufrido Argelia desde el año 1991 ha provocado cerca de doscientas mil víctimas. Desde 1954, el país magrebí se ha visto envuelto en una espiral de violencia que ha configurado su peculiar personalidad política como elemento diferenciador respecto a otros estados de la región como Túnez o Libia. El nuevo contexto de intervención internacional en el vecino del sur, en Malí, ha avivado la amenaza terrorista del integrismo islámico en Argelia. Sin embargo, el recuerdo de un pasado sangriento parece templar los ánimos y aleja la posibilidad de un nuevo escenario de violencia en el país, mientras las autoridades políticas tratan de poner en marcha tímidas medidas destinadas a contentar cualquier posible atisbo de oposición, ya sea ésta ideológica o religiosa. En cualquier circunstancia, los retos de Argelia ante la ola de la primavera árabe siguen todavía latentes.
Localización de las matanzas ocurridas
entre 1997 y 1998
Autor: Electionworld - Fuente
En 1962 Argeliaaccede a la independencia después de ocho años de guerra. París no concebía la disolución de su anacrónico estatus imperial y decidió el mantenimiento del sistema colonial mediante el recurso a las armas. Sin aprender la lección de Indochina, Francia se vio envuelta en una cruel guerra en el norte de África que sólo podía saldarse con la independencia argelina. Desde su emancipación, el país magrebí se convierte en un régimen de partido único (el Frente de Liberación Nacional, FLN, que sustenta su poder en base al crédito obtenido durante la guerra contra la metrópoli) que aboga por una política de intervencionismo en lo económico y en lo social mientras que a nivel internacional se convierte en actor fundamental en el movimiento de países no alineados. Pilar básico en la sostenibilidad del régimen era el beneficio obtenido de la exportación de hidrocarburos. El reparto de las rentas derivadas del petróleo y el gas mantenía a una población cuya subsistencia dependía, en gran parte, de las ayudas estatales. A finales de los años ochenta, los efectos de la crisis del petróleo y la bajada de precios de los hidrocarburos sumen al país en el caos. En 1988, el descontento cristaliza en forma de violentas protestas contra el régimen. En ese ambiente encuentra el caldo de cultivo perfecto un islamismo cada vez más radicalizado que gana adeptos entre una población pauperizada. Las autoridades, fuertemente mediatizadas por las clases militares, deciden hacer pequeñas concesiones de corte democrático. En diciembre de 1991 se convoca la primera vuelta de las elecciones generales. A ellas concurre el recién creado Frente Islámico de Salvación (FIS) obteniendo a victoria. El ejército, excusándose en la amenaza del integrismo, antes de la segunda vuelta electoral en la que era más que previsible el refrendo de la opción islamista, lleva a cabo un golpe de estado e ilegaliza el FIS. Determinados sectores del islamismo más radical deciden levantarse en armas contra las autoridades militares. Comenzaba así una cruel contienda civil a principios de 1992.
Protestas en enero de 2011 en Argelia
Fotografía: {{{1}}} - Fuente
La guerra en Argelia adquirió todas las características más sucias y criminales de una contienda bélica. En medio de un complicado entramado de actores y protagonistas, la población civil se llegó a convertir en la única víctima del conflicto. Los islamistas más radicales, el Grupo Islámico Armado (GIA), llegaron a condenar a muerte a todos los civiles que no apoyasen su levantamiento. Se suceden las matanzas de poblaciones enteras, especialmente virulentas durante los años 1997 y 1998. Por su parte, las autoridades decidieron llevar a cabo duras represalias y una guerra encubierta contra los rebeldes. Incluso, algunas fuentes consideran la autoría del ejército o los servicios secretos en muchas de las masacres de civiles. Fue tal la brutalidad de estas matanzas que algunos de los grupos islamistas implicados en la guerra decidieron declarar una tregua unilateral para evitar ser implicados en esas acciones indiscriminadas.La política de los sucesivos gobiernos argelinos dio finalmente su fruto en torno al año 2004. Mediante conciliacionesy políticas de reinserción, numerosos grupos armados islamistas abandonaron la opción militar. Sólo algunos elementos disidentes del GIA forman en 2002 el GSPC (Grupo Salafista para la Predicación y el Combate), conocido a partir de 2006 como Al Qaeda del Magreb Islámico, al que se atribuye la reciente acción en la planta de gas de In Amenas. El terrorismo persiste como un mal endémico en el país, aunque sin alcanzar las cotas de violencia del pasado.Luis Pérez Armiño