Marcela Lagarde, académica, antropóloga e investigadora mexicana, escribió una tesis doctoral que lleva por título: “Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas”. Es una de las personas más relevantes en el feminismo latinoamericano. Promocionó la inclusión del delito “feminicidio” en el Código Penal de México y cree que la “guerra contra el narcotráfico”, impulsada por el presidente Felipe Calderón, favorece la violencia contra las mujeres. “Con esa estrategia –asegura en una entrevista en Efe, en Madrid–, se cultiva una cultura muy violenta y se establece una ideología de la violencia, de la derrota, de la guerra. Ésa es una cultura muy machista, muy misógina, y las mujeres de a pie quedamos muy en la indefensión”.
Ex diputada y profesora de la Universidad Nacional Autónoma de México, hace hincapié en cómo, en los últimos años, se ha recrudecido el escenario político en México y advierte de que ya antes de que el Gobierno de Calderón declarase esa “guerra, que ha costado 40.000 personas muertas en cuatro años, y sacase el Ejército a la calle”, activistas como ella ya venían denunciando la violencia contra las mujeres y la impunidad frente a ese fenómeno. “Ahora se recrudece –señala la ex diputada– pero ya estaba y era muy evidente”.
Lagarde subraya que la violencia contra las mujeres es un problema mucho más amplio que el que afecta a Ciudad Juárez, por más que la grave situación que vive este municipio en la frontera mexicana haya internacionalizado el problema. “Ni siquiera Ciudad Juárez es el que tiene la mayor tasa de feminicidios en el país, sino que ese triste ránking lo encabeza el Estado de México. La violencia contra la mujer es un problema estructural grave y las condiciones de desarrollo así como las condiciones políticas no auguran para nada que haya un compromiso del Gobierno federal con los derechos de las mujeres”.
Lagarde nos lo recuerda en un artículo publicado por “La Ciudad de las Diosas”, un espacio digital en el que participa “Amnistía Internacional Chile”, “Rompiendo el Silencio”, “Conspirando”, y otros organismos. “La sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de 2009 –destaca la activista–, conocida como ‘Campo Algodonero’, culpa a México de la violación de los derechos fundamentales de un grupo de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, en 2001. Es la primera vez que un tribunal internacional considera culpable a un Estado por los crímenes contra las mujeres”. Y denuncia que el Gobierno de México “es muy cínico y no ha hecho caso de las recomendaciones que le hizo este tribunal. No cumple nada”.