La complejidad del problema árabe-israelí no tiene igual, arrastran diferencias milenarias.
Israel y sus vecinos traen al mundo de cabeza, lo peor es que la mayoría de los países no le está otorgando la importancia que requiere ese conflicto, que bien puede ser la mecha de una dolorosa y muy duradera guerra de guerrillas entre musulmanes y resto del mundo occidental.
¿Quien tiene la razón en la guerra de estos días? Ninguno de los dos actores, ambos bandos están liderados por unos políticos hijos de puta que tienen en vilo a sus gobernados.
¡Ya Basta de ese odio religioso!